La Hermandad del Santo Entierro vive días intensos con motivo de la celebración de su 400 Aniversario, con actos que durante todo un año se han desarrollado de manera especial, y que culminarán con una salida extraordinaria el día 9 de diciembre.
Este fin de semana se han producido varios actos de especial importancia dentro del programa confeccionado por la Comisión Organizadora del 400 Aniversario. El sábado se recuperaba una antiquísima tradición, la del descendimiento, que según se ha recogido en documentos históricos se celebraba cada Viernes Santo como preludio de la salida procesional del Sábado, y que consistía en el descendimiento de la figura del Cristo Yacente, que antes contaba con brazos articulados y podía representar también la imagen de Crucificado.
Y el domingo era el turno para el pregón conmemorativo de la efeméride, que contó con un pregonero de lujo para la ocasión: la palabra de Juan Antonio Liaño, experimentado en estas lides, hermano del Santo Entierro y hombre cofrade y mariano, que volvió a subirse tras doce años al altar de la Parroquia de Nuestra Señora de la O para hacerlo suyo con sus versos.
El pregón se celebraba tras la misa de doce en la parroquia, con la Virgen de la Soledad y el Cristo Yacente presidiendo el Altar Mayor de la O. Antes de comenzar, se pudo disfrutar de las interpretaciones de la Banda Municipal de Música Maestro Enrique Galán, y seguidamente se hacía entrega de un ejemplar del libro editado con motivo del 400 Aniversario, obra del Cronista de la Villa José Antonio Martínez Ramos, al nuevo párroco de la O, José Arjona Gil, y al Almirante de la Base, Santiago Ramón González Gómez.
José María Rodríguez Mora, que fuera Hermano mayor del Santo Entierro, fue el presentador del pregonero, del cual realizó una semblanza vital destacando su amor por la Hermandad, por la Virgen, y su experiencia como pregonero, alabando su capacidad poética y animándole a subir al estrado a hacerse dueño del mismo.
Tras recibir de manos del Hermano mayor del Santo Entierro, José Manuel Sánchez Peña, la medalla conmemorativa del 400 Aniversario, subía al estrado Juan Antonio Liaño, que quiso dedicar a su madre el pregón, "porque se lo debía". Pidiendo la venia del hermano mayor para comenzar su pregón, y lleno de agradecimiento por la oportunidad de formar parte de una oportunidad histórica, Liaño comenzó, tras el sonido de unas campanillas, a pronunciar un pregón sentido y lleno de historia de la hermandad y personal, lleno de emoción, moviéndose del pasado al presente con fluidez, con un verso tejido con la minuciosidad de un orfebre.
Creando el clima de recogimiento del Viernes Santo a la salida del Santo Entierro, Juan Antonio Liaño inició un recorrido por los orígenes de una hermandad centenaria, 400 años que culminan bajo las bóvedas de la O. Su ligazón personal a la Hermandad, una tradición heredada de padre a hijo, las palabras de reconocimiento y cariño a su presentador, José María Rodríguez Mora, y a lo que compartieron a nivel familiar y cofrade; los hermanos y hermanas, costaleros y costaleras, los distintos hermanos mayores y juntas que han pasado por la Hermandad desde su refundación tuvieron presencia en su pregón, aplaudido largamente tras los 45 minutos que duró, que para los presentes sin duda se hicieron cortos.
Un pedazo más de historia escrita para esta Hermandad, que aún tiene días grandes por celebrar conmemorando una efeméride que escribe un capítulo más de la historia de Rota.
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