Tan sólo seis días después de la presentación del estudio de diagnóstico sobre el parque de viviendas de la ciudad, el delegado de Turismo, Antonio Muñoz, avanzó la propuesta municipal para la elaboración del II Plan Turístico. Muñoz expresa en sus distintas comparecencias opiniones contradictorias. Por una parte, reconoce el riesgo de que la masificación turística acabe provocando protestas ciudadanas como en Venecia ( cuando se está allí se comprende el porqué) y Barcelona, y la despoblación del Casco Antiguo por la proliferación de pisos turísticos; y, por otra, aboga por atraer a cada vez más turistas para mantener e incrementar el negocio del “lobby” turístico local.
La penúltima muestra la tenemos en el concurso convocado por la Dirección del Alcázar, con un presupuesto de 21.773,95 euros, para un estudio del sistema de visitas al monumento y tras el que se esconde el objetivo de ver si es posible justificar el incremento al límite actual de no más de 750 visitantes de forma simultánea, para exprimir aún más la gallina de los huevos de oro.
Muñoz quiere ahora ampliar las zonas de interés más allá del triángulo declarado Patrimonio de la Humanidad: el Alcázar, la Catedral y el Archivo de Indias.
Al respecto ha declarado lo siguiente: “Podemos apostar por una zona como Triana o la zona Norte del Casco Antiguo; o por un sector determinado, como el comercio; o por potenciar rutas como el barroco. Es lo que hay que decidir mediante este proceso participativo. Nuestra opinión la tenemos clara: es necesario ampliar las zonas en las que el turista tiene la experiencia. La ciudad tiene argumentos más que suficientes para ello. También tiene que servir para incorporar elementos innovadores”.
Expulsión
Ahora, volvamos a la semana anterior, a la presentación del estudio de diagnóstico sobre las viviendas de la ciudad. En ese informe se reveló que en Sevilla existen 10.000 viviendas destinadas no a alojar vecinos, sino a turistas que nos visiten, y ello sin contar con los apartamentos turísticos. Y, atención, el 20% de las viviendas del distrito Casco Antiguo (una de cada cinco) se dedica ya a los turistas, en detrimento de residentes de toda la vida, que han sido expulsados a otros distritos del extrarradio, con un efecto dominó de encarecimiento de los alquileres.
Muñoz ha tratado de contener el fenómeno, ya registrado en sitios como Barcelona, imponiendo ingenuamente en las Ordenanzas Fiscales (y decimos ingenuamente porque la cantidad no es disuasoria frente a los pingües beneficios que puede reportar la actividad) una tasa de 300 euros (actualmente es de 24) a los propietarios que quieran convertir sus pisos en alojamientos para turistas. Ha fracasado en su intento porque la oposición le ha tumbado la propuesta, no sabemos si por insuficiente capacidad de negociación o convicción por su parte o por las presiones bajo cuerda del “lobby” turístico local.
Si los estudios del Ayuntamiento constatan que el 20% del Casco Antiguo ya está convertido en viviendas turísticas en detrimento de los vecinos tradicionales y el delegado del ramo afirma que hay que tratar de frenar la conversión de nuevas viviendas poniéndoles “una mínima barrera de entrada” (la citada tasa de 300 euros), ¿cómo abogar, pues, en el II Plan Turístico por ampliar a la zona Norte del Casco Antiguo el área turística de la ciudad si de esa manera se incrementa el riesgo de que se conviertan aún más viviendas en turísticas y crezca la percepción de un Centro convertido en parque temático, sin vida cuando se retiran los visitantes porque no quedan apenas vecinos?
Sin embargo, como delegado del ramo, Antonio Muñoz tiene la misión de procurar incrementar la cifra de negocio del sector turístico, del que viven miles de familias en la ciudad y que supone una parte muy significativa del PIB local. ¿Cómo potenciar y diversificar la actividad sin incrementar la “gentrificación” del Casco Antiguo?
Diez posibilidades
Quizás la respuesta consista en mirar no al Norte del Casco Antiguo, sino al Sur del mismo, hacia una zona sin apenas viviendas y articulada en torno a la dársena del Guadalquivir y a la avenida de la Palmera, el gran eje de la Exposición del 29, donde podrían acometerse actuaciones como las que se enumeran a continuación:
1.-El Central Park a la sevillana: Tanto el gobierno de Zoido como el de Espadas, cada uno a su manera, hablaron en su día de crear una gran zona verde allende la Puerta de Jerez y al estilo de otros internacionales como el Central Park (Nueva York), Hyde Park (Londres), las Tullerías (París) y El Retiro (Madrid), que se convierta en un foco de atracción turística “per se” y en lugar de encuentro y de realización de actividades para los sevillanos. Se dijo que se abordarían como un todo y no como zonas inconexas los Jardines de Cristina, los del Palacio de San Telmo, el Casino de la Exposición, el Prado de San Sebastián, el Parque de María Luisa, los Jardines de la Casa Rosa y los del Paseo de las Delicias. Nada se ha hecho en tal sentido al cabo de seis años y medio de las primeras propuestas.
2.-Apertura al público, siquiera los fines de semana, del Palacio de San Telmo, especialmente por su capilla y patio principal, incluyendo en las visitas explicativas la extraordinaria portada de Figueroa y las esculturas de los sevillanos ilustres, obra de Susillo. Aunque la Junta dice tener un sistema de visitas concertadas, es poco operativo y/o desconocido por nativos y turistas.
3.-Creación en la Plaza de España de un museo dedicado a Aníbal González, nuestro particular Gaudí, y al regionalismo arquitectónico, que acogería el legado del genial arquitecto que custodia su familia. En tiempos se habló de ubicarlo en la Puerta de Aragón, con su impresionante artesonado de madera que corona la escalinata y con posible acceso a terrazas y tejados del conjunto, como ya se hace en las cubiertas de la Catedral.
4.-Rehabilitación de una vez por todas (que el PSOE y el PP dejen de tirarse a la cabeza su nula consignación de dinero en los Presupuestos cuando gobiernan) de los deteriorados museos Arqueológico y de Artes y Costumbres Populares que les dote de una renovada y moderna propuesta museística acorde al siglo XXI, para convertir la Plaza de América en nuestra particular “isla de los museos”.
5.-Sacar de la caja fuerte de un banco el Tesoro del Carambolo (más de 50 años en esta situación) para exhibirlo de forma permanente y estelar en el Museo Arqueológico o bien, convirtiéndolo en un anexo del mismo, en el Pabellón Real, que necesita de un nuevo uso cultural tras la decisión del gobierno local de ubicar la colección Bellver en la Casa de Fabiola, en el Centro, con lo que reconcentra, nunca mejor dicho, los atractivos en el Casco Antiguo y así también a los turistas, en vez de dispersarlos fuera de ese ámbito.
6.- Apertura a las visitas, siquiera en fin de semana, de la Casa Rosa y de sus jardines.
7.- Los sucesivos inversores que han ido quebrando y teniendo que irse del acuario se han quejado, creemos que con razón, de que aquél nunca ha sido promocionado por la Administración ni incluido en los recorridos y señalización turísticos de la ciudad. Es como si no existiera, ni para los sevillanos, que apenas lo conocemos, ni para los turistas, que lo ignoran. ¿No dice Muñoz que hay que ampliar el espacio donde el turista desarrolla su experiencia? Pues aquí tenemos un atractivo de primer nivel totalmente marginado, por lo cual han fracasado de forma añadida las norias que se instalaron en su entorno. Si no se crea una corriente turística desde el Centro hacia el Sur salpicando el eje de la Palmera/Parque de María Luisa de nuevos hitos, el acuario puede acabar cerrando sus puertas.
8.- La misma necesidad de promoción institucional y de inclusión en rutas y señalización cabe decir de la Casa de la Ciencia, con su planetario incluido, en el antiguo pabellón del Perú.
9.- Crear un programa permanente de actividades lúdicas y culturales en los muelles de Nueva York y de las Delicias para arropar la terminal de cruceros turísticos y potenciar la ribera del Guadalquivir.
10.-Incluir en este Plan el estadio del Betis, club que tras los grandes es el de mayor demanda de espectadores en sus partidos televisados por las cadenas de pago y que goza de simpatías en toda España. A título indicativo, el F.C. Barcelona creó un museo en su estadio en 1984. El primer año recibió 19.432 visitantes. Pues bien, hace un año acudió el visitante número 30 millones. Entre la venta de entradas y de recuerdos, el Barça ingresó por su programa turístico casi 30 millones de euros en 2015.
Un Plan que mire al Sur en vez de al Norte permitiría potenciar el negocio aliviando al mismo tiempo la presión turística sobre el Casco Antiguo de Sevilla.
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