El turismo andaluz, uno de los grandes motores de la economía regional, mostró tanto músculo el pasado verano que incluso batió una de sus marcas históricas. Por primera vez desde que existen registros la comunidad fue capaz de superar el listón de los 25 millones de pernoctaciones y situarlo incluso en los 25,2 millones, un 2% por encima del dato de 2016. Ése es el balance que arrojan los 7,8 millones de visitantes que pisaron Andalucía entre junio y septiembre de este año, cifra que mejora en un 1,6% la del mismo periodo del ejercicio anterior.
Francisco Javier Fernández, consejero de Turismo y Deportes, fue el encargado de presentar este lunes el balance en Málaga. La cifra desmenuzada abre también un abanico de interpretaciones. Por ejemplo que han surtido efecto las campañas de la Junta para captar visitantes más allá de nuestras fronteras. De hecho el número de turistas extranjeros se disparó el pasado verano un 7%, un alza considerable que ha logrado compensar la caída del 4,3% del mercado nacional.
Ese contraste no preocupa excesivamente, aunque el consejero asumió ayer que habrá que articular programas para reanimar la aportación de los turistas españoles que llegan desde el resto de comunidades autónomas. No se puede “renunciar” a ellos, alertó, porque en total mueven el 60% de afluencia a Andalucía y sobre todo, quizás más importante aún, porque la experiencia demuestra que en los tiempos más duros de la crisis fueron quienes sostuvieron al sector.
La respuesta, según adelantó Fernández, pasa por ejemplo por asumir que al turismo nacional ya no le seduce tanto el modelo de sol y playa y busca nuevos alicientes. Hay por ejemplo un filón por explotar en el turismo cultural y en el gigantesco patrimonio monumental y artístico que atesora la comunidad. La Consejería, consciente de la oportunidad, reforzará durante todo el próximo semestre el atractico del segmento cultural. Las cifras parecen dar la razón a esa estrategia: durante 2016 fueron 8,3 millones los turistas que llegaron a Andalucía atraídos por su patrimonio, con una mejora del 12% sobre las preferencias declaradas a lo largo de 2015.
Esa promoción se articulará en torno a tres fases. La inicial arrancará en breve, en noviembre, y se prolongará hasta la misma Navidad con una campaña en televisiones nacionales y regionales, en prensa escrita, en páginas de revistas especializadas y en redes sociales. La segunda fase, que ocupará la horquilla de enero a marzo, se enfocará tan sólo a Facebook y la última, aún por definir, abarcará de abril a junio.
Promoción dentro y fuera
La batalla por retener al turista nacional pero también por pescar en el extranjero llevará a la Consejería el próximo fin de semana hasta la Feria Internacional de Buenos Aires dentro del programa Turismo de Raíces. Allí se insistirá en la “la conexión de Latinoamérica con Andalucía”. También en Londres, en el marco de la World Travel Market, se desplegará una acción específica en la Universidad de Londres con talleres sobre Picasso, Murillo y el flamenco. En el mundo árabe se impulsarán iniciativas concretas tanto en Emiratos Árabes Unidos como en Catar.
Andalucía tampoco escapa al gran debate nacional e internacional sobre la masificación de espacios turísticos. El consejero de Turismo, Javier Fernández, abogó ayer por diversificar y “repartir los flujos por otras provincias” para evitar por ejemplo “concentraciones” en áreas específicas como la Costa del Sol. “Preferimos consolidar cifras a batir records”, subrayó.
El gran reto del empleo de calidad
El empleo depende tanto en Andalucía del sector servicios, más aún del turismo, que cuando se cierran temporadas de picos hoteleros el SAE recibe avalancha de nuevos registros. El fin de la crisis se ha traducido en que el número de puestos de trabajo que fomenta el sector mejorase este verano un notable 6%. El gran reto, asume el consejero, es hacerlo ahora “de calidad y estable todo el año”.
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