La Policía Nacional y la Guardia Civil han detenido a once personas en Pamplona y Segovia que formaban parte de una organización dedicada a concertar matrimonios forzados de jóvenes rumanas, muchas de ellas menores de edad, a las que además obligaban a prostituirse.
Han sido liberadas siete víctimas, entre las que se encontraban tres jóvenes de 13, 16 y 17 años, mientras que siete detenciones se han practicado en Pamplona y cuatro en Segovia.
Según los investigadores, la organización criminal desmantelada e integrada por ciudadanos rumanos se dedicaba a captar mujeres en su país de origen para posteriormente tratarlas en España con fines de explotación sexual.
Para ello aprovechaban, en unos casos, la situación de necesidad de éstas engañándolas mediante el método conocido como Lover Boy -un miembro de la organización las enamoraba de alguna manera para conseguir que viajaran engañadas por un supuesto compromiso amoroso- y, en otros casos, recurriendo a la fuerza para sacarlas de su entorno familiar.
La investigación comenzó el pasado mes de abril con el aviso de las autoridades rumanas de la denuncia de una mujer que aseguraba que su hija estaba siendo obligada a prostituirse en Pamplona.
En la denuncia, la madre de la víctima narraba cómo su hija fue introducida a la fuerza en un vehículo en su ciudad natal de Rumanía, para luego ser trasladada hasta España en contra de su voluntad. De la misma forma aseguraba que, más tarde, la joven habría sido vendida a otro grupo criminal asentado en nuestro país.
Finalmente, la joven fue identificada en Pamplona. Al parecer, había sido captada en primer lugar por un hombre -fue detenido después en Segovia- al que un grupo dedicado al robo exigía el pago de 200 euros a cambio de entregarle de nuevo a la mujer, sin llegar finalmente a ningún acuerdo.
En paralelo a esta investigación de la Policía Nacional, la Guardia Civil de Segovia detectó a una mujer extranjera que podría estar siendo víctima de explotación sexual y agresiones por parte de su pareja sentimental.
Los agentes pudieron constatar que la víctima había sido inducida por un grupo de personas residentes en la capital segoviana para la práctica de la prostitución, llevando a cabo un control exhaustivo sobre ella, desde que iniciaba su actividad hasta la madrugada, exigiendo que en cada servicio diera cuenta del tiempo que había estado con cada cliente y del dinero que había ganado con ello.
Además, agentes de ambos cuerpos determinaron que el clan asentado en Pamplona, aparte de otros ilícitos penales, se dedicaba también a concertar matrimonios forzados entre menores de edad, a cambio de dinero, negociando para ello la venta de sus propios hijos.
Por otra parte, otras tres víctimas fueron identificadas en Segovia, tratadas de la misma forma para su introducción en locales de alterne o para convenir matrimonios forzados de menores mediante contraprestación económica.
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