Estabilidad. Susana Díaz ha enarbolado esa bandera desde Andalucía en los últimos tiempos y no piensa arriarla. Fue, por ejemplo, una de las medallas que lució en tiempos que ahora parecen prehistóricos cuando Mariano Rajoy era incapaz de conformar Gobierno, Pedro Sánchez aún soñaba con instalarse en Moncloa y al final tocó regresar las urnas. El pacto con Cs permitía a la presidenta por entonces, como ahora, presumir de pilotar una comunidad sin sobresaltos y con un Presupuesto aprobado. Todo atado y bien atado frente a aquellas turbulencias en Madrid. Ahora el escenario es similar en la comunidad, aunque el terremoto emigra de Madrid a Cataluña.
Díaz aprovechó este jueves el Pleno del Parlamento para adelantar que las cuentas públicas de 2018 de la Junta recibirán las bendiciones del Consejo de Gobierno el martes. Será ese día cuando su consejera de Hacienda, María Jesús Montero, comparezca en la tradicional rueda de prensa para detallar con un buen puñado de gráficos y cuadros cómo repartirá el Ejecutivo sus fondos durante el próximo ejercicio.
La fecha no era ni mucho menos casual. A esa hora el Tribunal Constitucional no había aún anunciado que actuaba contra la convocatoria del Parlamento catalán del lunes que se supone iba a lanzar el órdago supremo de la declaración de independencia. De mantenerse el calendario, al ataque al Estado de Derecho Díaz replicaría, aunque en menor escala, con el consabido mensaje de estabilidad en su feudo.
La presidenta no enfiló atajos en la sesión de control en la Cámara regional. Asumió que dar luz verde a las cuentas públicas aporta desde el sur “fortaleza” al Estado. Andalucía no sólo ejerce como la mayor maquinaria administrativa del país sino que su jefa de Gobierno se ha significado durante toda la crisis como una de las más firmes defensoras de la legalidad constitucional frente al desvarío secesionista catalán. Tanto que incluso apoyar la semana pasada una proposición de ley de Ciudadanos de apoyo a Mariano Rajoy y sus actuaciones le ha costado otra brecha con Pedro Sánchez, quien había ordenado desde Ferraz no secundarla para no entrar en contradicciones con el voto negativo con el que el PSOE dio portazo a un texto idéntico una semana antes en el Congreso de los Diputados. “Hemos firmado un buen acuerdo, pero sobre todo un acuerdo muy necesario”, insistió en referencia al pacto alcanzado por su partido con Ciudadanos, el tercero consecutivo para sacar adelante las cuentas.
“Comprometidos”
Además de “estabilidad”, Díaz alardeó en el Parlamento de “compromiso con España”. Los Presupuestos, según adelantó, volverán a poner énfasis en su vertiente más social con incrementos significativos en las partidas de educación, sanidad, dependencia o las “medidas revolucionarias” para bonificar las matrículas universitarias hasta el 99%.
El Presupuesto tendrá también que responder a otras cuestiones. Por ejemplo cómo se compensará la merma de ingresos por la desaparición del Impuesto de Sucesiones para las clases medias o cuánto se consignará para hacer frente a la aplicación de las 35 horas semanales en el sector público. La Junta insiste en aplicar la reducción de esa jornada pese a que el veto del Tribunal Constitucional aún está vigente.
“Señora Rodríguez, cobra más que yo”
Teresa Rodríguez aún conservaba fresco el sabor amargo del rechazo de la Cámara, el miércoles, a su propuesta de reformar el Reglamento para limitar las dietas y otros privilegios de los diputados. Por eso su pregunta sobre empleo a Díaz acabó derivando en enfrentamiento entre ambas a cuenta de un debate supuestamente cerrado ya. La presidenta le afeó a la líder de Podemos que hable de sueldos cuando en realidad “cobra” más que ella pero “le luce mucho menos”.
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