La suma de votos de PSOE, PP y Ciudadanos frustró este miércoles en el Parlamento andaluz el intento de Podemos de forzar una reforma del Reglamento de la Cámara que limitase los privilegios que abultan las nóminas mensuales de sus 109 diputados. La iniciativa, sometida por fin a debate tras recibir hasta tres portazos previos, es uno de los puntales sobre los que descansa la estrategia de la formación morada desde que debutó allá por 2015 en el antiguo Hospital de las Cinco Llagas.Teresa Rodríguez ha llegado a difundir desde entonces en varias ocasiones su propia nómina para denunciar abonos superiores a los 2.000 euros en dietas o kilometraje, unos excesos que insiste en tachar de “sobresueldos encubiertos”.
Esos complementos que tan mal cuadran entre el ciudadano medio sobrevolaron el Salón de Plenos aunque con escaso éxito. Podemos sólo fue capaz de atraer hacia su orilla a Izquierda Unida, que incluso desde el atril y por boca de su diputado José Antonio Castro matizó las cifras de Rodríguez. Esa escasa renta se tradujo en que el Parlamento se niega a tomar en consideración la proposición de ley, el escalón inicial que debe superar toda iniciativa legislativa.
La reforma rechazada no atacaba los salarios base de los diputados, como se esforzó en subrayar Teresa Rodríguez, sino todas las retribuciones adicionales que adornan esos sueldos. Había especial énfasis, por ejemplo, en colocar el foco sobre el “privilegio” de que los diputados no tengan que presentar a día de hoy justificante alguno de los gastos por los que reciben indemnización cuando alegan que están asociados al ejercicio de su función representativa. También sobre las polémicas cesantías, el sistema por el que un parlamentario puede recibir hasta 4.000 euros mensuales cuando abandona la Cámara.
Podemos reclamaba que esas indemnizaciones se equiparasen al subsidio máximo por desempleo que puede cobrar cualquier trabajador, o que los diputados estén obligados a fichar para justificar su presencia física en el Parlamento. También se exigía que la compensación por kilometraje fuera similar a la que reciben los funcionarios de a pie que se desplazan por motivos laborales.
Clamor en el desierto
Nada de eso fue atendido. Teresa Rodríguez sabía de antemano que su propuesta no pasaría el corte de la mayoría parlamentaria, pero se esforzó en defenderla durante un debate que por momentos se tornó agrio. Pidió apoyos para así “empatizar con los ciudadanos” cada vez más distanciados de los políticos y clamó en varias ocasiones contra los “sobresueldos” a años luz de las “penurias económicas” que acorralan a la mayoría de los andaluces. “Dejadme cobrar menos”, imploró en la réplica.
Salvo de IU, del resto obtuvo sólo noes. Desde el PSOE Ángeles Férriz llegó a acusar a Podemos de insistir en su “permanente acoso y derribo” contra las instituciones con el único objetivo de “desprestigiarlas” cuando en realidad “no da un palo al agua”. Carmen Crespo (PP-A) se sumó al aluvión de críticas por la “mezquindad” de que “se denigre a la Cámara” en lugar de reconocer el trabajo de “diputados que pasan muchas horas tirados por carreteras”. Cs no discrepó del fondo de la iniciativa, aunque la tachó de “oportunista” y al final le negaría su voto.
Las 35 horas y el eco de una reunión
Por los pasillos del Parlamento se oían este miércoles ecos de la reunión que mantuvieron un día antes los líderes de Cs y PP en busca de puentes comunes en lo que queda de legislatura. Juan Marín incluso desveló que en esa cita se habló de la posibilidad, nunca cerrada, de formar Gobierno en el futuro. El otro tema de conversación eran las famosas 35 horas de los funcionarios. El PP insiste en animar a la Junta a negociar con Madrid y los socialistas replican, con el reloj en contra, que medie Moreno Bonilla.
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