Ciudadanos se ha proclamado como “el partido que baja los impuestos desde el diálogo” tras el acuerdo sobre los Presupuestos, que incluye una rebaja del 3% en el IBI y a la que de forma exagerada atribuye un papel reactivador de la economía. Nos parece positiva la rebaja en la medida en que abogamos por un mayor ahorro y eficacia de las Administraciones en la prestación de los servicios, pero no podemos ser tan ingenuos como para convertir esos 3,8 millones de euros en el motor de la ciudad.
El partido naranja se define a sí mismo como una formación conciliadora, “que lo primero que hace es escuchar para detectar los problemas, frente a un alcalde que gobierna de espaldas a los sevillanos”. La rebaja del IBI es como una ecuación, y toda ecuación tiene dos expresiones. En este caso, una es la de Ciudadanos y otra, la del gobierno de Espadas.
Si, como reza el dicho, dos no se pelean si uno no quiere, la rebaja del IBI no habría sido posible si no hubiera querido el PSOE. De ahí la contradicción en que incurre la formación naranja con su exceso de entusiasmo a la hora de presentarse a sí misma como la dialogante y atenta a las necesidades de los sevillanos al tiempo que descalifica a Espadas como si fuera ajeno a las mismas, pese a haber sido su socio en el acuerdo. Si los dos han rebajado el IBI, una misma acción no puede calificarse simultáneamente como autoelogio o denuesto por conveniencia política.
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