El alcalde dice que está harto de polémicas (¿?) con Icomos, el cual -ha subrayado- no es la Unesco, y ha pedido que se integre en el equipo de trabajo, con los técnicos, y busque soluciones para la puerta del León del Alcázar.
Espadas parece que no se ha leído el informe del Icomos, en cuyo último párrafo se pone “a disposición de las autoridades del monumento para cualquier aclaración que pueda ser necesaria” y “ofrece toda la colaboración para ayudar a establecer el alcance del nuevo proyecto, así como el proceso de evaluación de impacto del patrimonio”. Espadas dice que Icomos no es la Unesco, pero es su consejero técnico para temas patrimoniales, especialmente en la elaboración de la Lista del Patrimonio Mundial y el seguimiento de sus bienes . Por tanto, para cualquier actuación en un bien de esa lista es preceptivo el informe previo de Icomos, por más que le pese al alcalde, y la aprobación de la Unesco.
Tuvimos un precedente en tal sentido: cuando se planteó la recuperación del primitivo aspecto del Patio de las Doncellas ya tuvo que dictaminar Icomos, como ha dictaminado ahora. Así pues, en vez de declararse harto por una intervención inevitable -y llena de sentido común, por otra parte-, el alcalde debería felicitarse por que el Icomos cumpla su misión: velar para que no se carguen el Alcázar, que ya no es ni del Ayuntamiento ni de Sevilla, sino Patrimonio de la Humanidad.
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