Andalucía pierde alumnos y lo seguirá haciendo en los próximos años por el doble efecto combinado de la caída de la natalidad y la menor aportación de la inmigración en tiempos de crisis, pero en paralelo prevé una incorporación masiva de docentes al sistema público hasta rebasar la barrera histórica de los 100.000 efectivos. A simple vista parece una incongruencia. ¿Para qué más maestros y profesores si habrá menos estudiantes en las aulas?
La Junta de Andalucía y los sindicatos, que pese a sus diferencias reman en la misma dirección en esa parcela, creen que ha llegado el momento de recuperar todo lo perdido en el terreno laboral en los duros tiempos de ajustes y de aprovechar que el sector se ha librado por fin del corsé de la tasa de reposición. Si hay más docentes y menos alumnos la ecuación permitirá también reducir por fin la ratio, sobrepasada con creces en los últimos cursos.
El objetivo lo marcó ya Adelaida de la Calle antes de ser relevada en junio y lo mantiene la nueva titular de la Consejería de Educación, Sonia Gaya. Sólo en los dos próximos cursos Andalucía contará con 5.100 nuevos maestros y profesores, una lluvia de plazas que pese a todo no compensará el adelgazamiento forzoso al que el Gobierno central ha sometido a las comunidades desde 2012, cuando sólo se autorizó a cubrir una de cada diez jubilaciones y se frenó en seco la contratación de interinos. Los sindicatos calculan entre 6.000 y casi 9.000 las plazas que se esfumaron. Se compensó con más alumnos por aula elevando la ratio y también incrementando el número de horas que debía impartir cada docente. Así se cuadró el círculo, ganando por un extremo lo que se recortaba por el otro.
Con el fin de la crisis y la posibilidad de cubrir ya el 100% de las bajas habrá pues mejora sustancial de plantillas. Lo permite la recuperación de la economía, pero nadie contaba con los caprichos de la natalidad. La Consejería de Educación ya alertó de ello en marzo de 2016, cuando comenzó a cerrar el grifo de las plazas de Infantil al constatar que había menos niños en disposición de entrar por primera vez en el sistema. Entre todos los niveles, de Infantil a Bachillerato, ofertó el año pasado 1,46 millones de plazas. Para el próximo curso serán menos, sólo 1,44 millones, porque la tendencia a la baja así lo aconseja. Un reciente estudio del Consejo Escolar del Estado lo corrobora: si la progresión es idéntica a la de estos años Andalucía habrá perdido el 12% de su población escolarizable en el año 2029, pasando de 2,2 millones a sólo 1,9. Ese informe incluye alumnos potenciales de 0 a 24 años, desde Infantil hasta el nivel superior universitario.
Nuevos objetivos
¿Para qué entonces más docentes? La primera explicación es la de volver al punto de partida previo a la crisis. Si el número de horas de clase del profesorado regresa al origen (los de Secundaria y FP impartirán en 2020 18 semanales frente a las 20 actuales) harán falta más efectivos. Es también el momento, insiste la Junta y aplauden los sindicatos, de que se rebaje el número de alumnos por aula. La ratio oficial habla de 25 en Infantil y Primaria, 30 en Secundaria y 35 en Bachillerato más un 10% en casos excepcionales, pero la crisis hizo estragos. Los sindicatos ANPE y Csif ya protestaron durante el pasado año desvelando que en algunos niveles había excesos de hasta el 15%.
Menos alumnos en cada aula permitirá, alega la Consejería, atender de forma más personalizada al estudiante, en especial a la población extranjera o a quienes arrastren problemas de aprendizaje.
Reducir interinos, la nueva obsesión
La Junta de Andalucía acumula varios tirones de orejas de la Unión Europea por la gigantesca bolsa de interinos que cubren plazas de maestros y profesores. Es la tónica de toda España, pero en Andalucía se acumula la mayor plantilla docente de España y destaca más. Las próximas oposiciones tratarán de reducir esa alta tasa por mandato europeo y nacional. La experiencia puntuará más en las oposiciones.
Envía tu noticia a: participa@andaluciainformacion.es