Susana Díaz ha tenido que convivir en los últimos tiempos con un “infiltrado” en el organigrama de la Junta de Andalucía. Así tildaba el entorno de la presidenta en privado con buena dosis de sarcasmo a Alfonso Rodríguez Gómez de Celis, a sus órdenes como director gerente de la Agencia Pública de Puertos de Andalucía pero a años luz de la primera autoridad del socialismo regional desde que un día sus caminos en el partido se bifurcaron. Celis y Díaz llegaron de la mano a Juventudes Socialistas, pero en la última década y media han militando en orillas opuestas. Si uno se decantaba por una facción el otro militaba en la contraria. Así hasta que la última gran escaramuza, la de las primarias y la conquista de Ferraz, acabó por aupar al primero. A la segunda, su jefa de filas en Andalucía, le tocará también ahora soportarle como autoridad en la dirección nacional.
Gómez de Celis no sólo fue uno de los grandes arietes del sanchismo en la región cuando parecía que todo soplaba a favor de Díaz. Ganó tanto peso en el equipo del que entonces era candidato a recuperar la Secretaría General que éste le ofreció ejercer como coordinador de toda su estrategia de comunicación. Aceptó, contribuyó como palanca en el varapalo histórico a la presidenta y ahora Pedro Sánchez ha sabido recompensárselo. A sus 47 años, Celis se sentará en la nueva Ejecutiva del PSOE como secretario de Política Institucional y Administraciones Públicas. En la práctica, número tres tras el líder y el secretario de Organización. No será la única representación de Andalucía en la cúpula socialista que reciba este fin de semana las bendiciones del Comité Federal. Carmen Calvo, exministra de Cultura con José Luis Rodríguez Zapatero, volcará la experiencia acumulada en sus años de militancia feminista para ocupar la Secretaría de Igualdad. Es, a falta de alguna incorporación más, la cuota que el PSOE andaluz cuela en la Ejecutiva Federal.
El meteórico ascenso de Gómez de Celis estaba cantado. Figuraba en todas las quinielas porque el PSOE-A como federación territorial hegemónica tenía reservados varios asientos en la dirección federal. Huecos que, lógicamente, estaban llamados a ocupar los partidarios del bando vencedor en las primarias. Al director de los puertos andaluces le queda trabajo por hacer, en especial el de recomponer los cauces de comunicación entre las cúpulas nacional y regional. Esa misión es competencia de la Secretaría de Organización, pero Celis contribuirá ahí en apagar fuegos porque conoce como nadie los mecanismos internos de la sede sevillana de San Vicente, por mucho que en los últimos tiempos ese escenario haya sido tierra hostil. Díaz continúa controlando el PSOE-A y lo seguirá haciendo tras el Congreso Regional de julio, pero la paz que se han autoimpuesto ambas partes, en Sevilla y en Madrid, aconseja enterrar los tiempos en los que la dirección nacional y la autonómica ni se consultaban ni se cogían a veces los teléfonos. Ahí debe notarse la mano del nuevo número tres del socialismo.
Promesa de lealtad
Desde el PSOE andaluz el mensaje es idéntico al que se acuñó la misma noche del 21 de mayo cuando tocó paladear la derrota: el hacha de guerra está enterrada y sólo queda arropar al líder. “Sea cual sea la propuesta, será apoyada por nuestra parte, que es lo que hemos dicho desde el minuto uno”, reiteró ayer Juan Cornejo, secretario de Organización y mano derecha en el partido de Susana Díaz. A la delegación más numerosa del socialismo le tocará refrendar este fin de semana a quien hasta hace nada era enemigo.
Villalobos aplaude a quien fuera rival
A Fernando Rodríguez Villalobos se le atribuye buena parte de la paternidad política de Susana Díaz. Fue uno de sus grandes mentores y clave en su ascenso en el PSOE-A. El presidente de los socialistas sevillanos y de la Diputación Provincial no tuvo sin embargo este lunes problema alguno en declararse “encantado” con la elección de Gómez de Celis, de quien aseguró que le conoce “desde hace mucho tiempo y es una persona capacitada”.
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