El Grupo Socialista considera el optimismo del alcalde con el fibrocemento una forma de eludir el grave problema que tenemos con nuestra red de abastecimiento de agua potable. Decir que las tuberías no revisten ningún peligro para el consumo no cuadra con la prohibición existente desde 2003 para el uso de este material.
Es conocido que la vía de entrada más importante de las fibras de amianto en el organismo es la vía inhalatoria, pero no es la única. En la actualidad, los trabajos de retirada y reparación de estas tuberías, como ocurrió en la Calle Colón, implica el corte, manipulación y traslado de este material. Eso nos preocupa, porque además de que tenemos que beber y cocinar con el agua que corre por los tubos de amianto, tenemos también que convivir con unas reparaciones que exigen extremar las precauciones para no contaminar el entorno en el que se producen.
El Grupo Socialista no ha pedido por gusto los informes sobre el protocolo de seguridad seguido en este incidente, sino porque somos conscientes de la peligrosidad que implica. El Real Decreto 396/2006 sobre seguridad y salud en trabajos con riesgo de exposición al amianto deja muy claro la obligatoriedad de que la empresa que realiza la reparación, por ejemplo de una tubería, como es el caso, debe estar incluida en el Registro de Empresas con Riesgo de Amianto (RERA) y realizar una descripción escrita de la secuencia de operaciones para la realización del trabajo así como los medios materiales y humanos previstos para su ejecución de forma segura y organizada incluyendo desde la preparación de la zona de trabajo hasta la limpieza final. Así de exigente es la normativa en esta materia porque así de peligroso es este material, en el que las partículas de amianto contaminan el vestuario de los trabajadores, las herramientas empleadas, el suelo y el aire.
Que el alcalde nos diga que nuestra red de tuberías de amianto y cemento no supone ningún riesgo para el consumo nos parece arriesgado y frívolo. Que el agua no arrastre suficientes partículas de amianto para dañarnos cuando bebemos un vaso de agua no significa que tengamos garantías de estar a salvo tras toda una vida consumiendo ese agua. La urgencia en sustituir esos 170 km de tuberías no nace del capricho o del lógico deseo de tener una red más moderna sino de la necesidad de proteger a los nuestros frente una amenaza para la salud, amenaza que se puede materializar en una avería y no solo por el consumo continuado de ese agua durante décadas. Por eso pedimos al alcalde máxima rigurosidad al hablar de este problema y celeridad para iniciar cuanto antes el largo periplo, que va a llevar años, para la sustitución de tanta tubería tóxica.
Por último, queremos pedirle también a Franco que no justifique con chascarrillos de tertulia la falta de rapidez para actuar del Ayuntamiento. Que el dispositivo de guardia no esté “a la vuelta de la esquina esperando el reventón de la tubería” no explica que los Policías Locales o Protección Civil tarden cuarenta y cinco minutos en llegar a la Calle Colón desde la Jefatura o desde cualquier parte de la ciudad en un coche patrulla. ¿Dónde estaban? ¿en Estepona?. Menos mal que el servicio contraincendios no lo lleva este Equipo de Gobierno, porque si no igual nos decían ante una emergencia que los bomberos no iban a estar a la vuelta de la esquina esperando un incendio.
Envía tu noticia a: participa@andaluciainformacion.es