La Hermandad del Rocío de Jerez completó ayer su primera jornada en Doñana, que le llevó desde Marismilla hasta el Cerro del Trigo y en el transcurso de la cual se atravesaron parajes de tanta singularidad como la Cuesta de la Leche. Tras la primera noche del camino, la siempre especial pernocta de Marismilla, los primeros rayos del sol del coto empezaron a iluminar los brillos dorados y plateados del Simpecado de Jerez y su carreta antes de que muchos de los romeros de la comitiva abandonaran sus tiendas de campaña, recordando que el sueño de estar en Doñana era una realidad y que el camino se volvería a iniciar tras la misa en Marismilla.
Desde bien temprano el calor se hizo presente en las arenas, haciéndose necesario relevar a los mulos de la carreta del Simpecado y resultando el transitar “algo más brusco”, como destacaba una peregrina, que reconocía que la tónica general entre los caminantes era de cansancio e incomodidad por las altas temperaturas al sol y el polvo. Lógica esta situación, por otra parte, en las arenas de un camino que se hicieron más pesadas de lo habitual en la jornada de ayer, si bien otro peregrino consideraba que estaban “perfectas” en comparación con lo que encontraron hace justamente un año en estos mismos parajes.
Antes de reanudar la marcha, Marismilla acogió la misa de romeros. La fe y la ilusión desbordantes pudieron con el sudor y el sofoco que provocaba la presencia del astro rey en todo lo alto, combatidos con hidratación constante y cante frente al Simpecado. Tras esa eucaristía, la primera en Doñana, la comitiva hizo un alto en el camino detrás de Palacio para tomar un refrigerio y continuar la marcha en busca de la aldea almonteña.
Sin solución de continuidad, la Cuesta de la Leche se convertiría un año más en vadera para la carreta del Simpecado y el resto de la comitiva, que vivió la jornada más tranquila de la romería en cuanto a trayecto. La Hermandad de Jerez amanece hoy en la Cañada del Cerro del Trigo, abandonando este lugar de pernocta para celebrar la misa de romeros en el Cerro de los Ánsares, uno de los momentos más significativos de la peregrinación que viven los romeros jerezanos. En esta ocasión, la eucaristía será oficiada por el obispo de Asidonia-Jerez, José Mazuelos.
Después de la misa, la comitiva jerezana continuará camino hacia la Laguna del Sopetón, donde se ha previsto el sesteo. Ya por la tarde se seguirá camino hacia Palacio y buscar la pernocta de Guaperal, a unos pocos kilómetros de la aldea almonteña, a la que se llegará sobre el mediodía de mañana sábado.
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