De la boca de Susana Díaz no ha salido en público, pero el runrún de que planea un cambio de Gobierno a corto o medio plazo para dar nuevos bríos a su gestión al frente de la Junta se ha colado ya en la agenda política. Se evidenció este miércoles en los pasillos del Parlamento de Andalucía, donde tres de los cuatro partidos de la oposición (PP, Podemos e IU) subieron incluso un peldaño más: dan tan por hecho que habrá remodelación del Ejecutivo regional más pronto que tarde que incluso retan ya a la presidenta a que lo afronte cuanto antes para acabar así con la “parálisis” de la Administración autonómica que, denuncian al unísono, es el envenenado legado que dejó tras de sí el frustrado asalto a Ferraz.
Todo el arco parlamentario ajeno al PSOE especula ya con nuevos rostros en el Gobierno. Se da por hecho y la única duda es si el Congreso Regional de los socialistas lo retrasará más allá de julio o si Díaz le hincará el diente antes. Antonio Maíllo, el coordinador general de IU, llegó incluso a reclamárselo a la presidenta en el Pleno del pasado jueves y ha vuelto a hacerlo. El recorrido de los trece acompañantes de Díaz en el Consejo de Gobierno está a su juicio “agotado” por el “abandono” a los que los ha sometido la presidenta, lo que obliga a un “necesario e irremediable” cambio de cromos.
Al carro de ese argumento se sube también Podemos. Su portavoz adjunta, Esperanza Gómez, fue más gráfica al situar al “peor Ejecutivo de la historia” en “coma inducido” y sobreviviendo “por la inercia” de proyectos legislativos que han dormido en los cajones durante años y ahora se revitalizan. La formación de Teresa Rodríguez exige relevos concretos, como el del vicepresidente y mano derecha de Díaz, Manuel Jiménez Barrios, al que atribuye el perjuicio para las arcas públicas de los 165 millones que la Junta deberá afrontar como compensación al granadino Centro Comercial Nevada por los retrasos en las obras.
El principal partido de la oposición, el PP, no pide relevos de carteras sino que dispara mucho más alto y sugiere el abandono de la propia presidenta por “marear” a los andaluces durante meses con sus aspiraciones personales de convertirse en secretaria general del PSOE. “La primera que debe mirarse al espejo es la propia Susana Díaz y a partir de ahí, todo lo demás”, sentenció este miércoles Carmen Crespo, portavoz de los populares.
Críticas al debate
La oposición alberga pocas esperanzas de que la presidenta haga autocrítica en su comparecencia en el Parlamento el próximo miércoles. Esa cita, regateada hasta que se consumó el fracaso en las primarias, es fruto del compromiso que Díaz adoptó en su investidura de debatir con el resto de fuerzas al menos dos veces al año sobre el escenario político regional. La oposición celebra que por fin pueda medirse con la primera autoridad andaluza y más ahora que acumula un arsenal de críticas que lanzarle a quemarropa. Eso sí, el PP es el que más incide en el lamento de que sea una mera comparecencia en Pleno y no una sesión monográfica en la que se hubieran votado resoluciones. Es decir, habrá batalla dialéctica pero no votaciones en las que el Parlamento obligue al Gobierno a tomar decisiones. Hay pues pocas expectativas de sacar algo en claro más allá de la refriega.
El mes y medio que se avecina se le presenta agitado a Díaz. En el arranque de la próxima semana tiene reunión con Cs para analizar el estado de salud del pacto y el miércoles, debate. La siguiente Congreso Federal y, a partir de ahí, pistoletazo de salida al Regional en el que quizás batalle con el sanchismo.
Cs se arroga un cambio histórico
Cs amagó hace meses con retirar su apoyo a Díaz pero ahora vuelve a aparecer como garante de estabilidad, más en vísperas de la reunión que analizará el estado de salud del pacto con el PSOE. Su portavoz adjunto, Sergio Romero, sacó este miércoles pecho porque ve en su formación a la “oposición útil”, apartada de la “demagogia y el populismo”. “Vinimos a espabilar a Andalucía del sueño profundo de 33 años”, sostuvo tajante.
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