La Gatera

Córdoba de gala

Escribió Ítalo Calvino que las ciudades, como los sueños, estaban construidas de deseos y de miedos, aunque el hilo de su discurso fuera secreto...

Escribió Ítalo Calvino que las ciudades, como los sueños, estaban construidas de deseos y de miedos, aunque el hilo de su discurso fuera secreto, sus reglas absurdas, sus perspectivas engañosas, y toda cosa escondiera otra.

Yo creo que Córdoba está construida de realidades. Ahora, que por suerte para mí, la frecuento mucho, la empiezo a conocer a través de su gente y de sus calles. Córdoba es una ciudad seria. Hermosamente seria. Como lo era mi abuelo. Seria, cercana y sincera. Paseas sus calles y notas que la realidad allí es más serena, más perenne, más tangible... Y a mí, eso, me enamora.

A las ciudades hay que escucharlas, que no oírlas, dice alguien muy cercano a mí, y yo me empeño en escuchar para descifrar esos misterios que esconden. Aunque en Córdoba he aprendido a escuchar el silencio (que sólo se rompe por el sonido del agua) y a observar sus secretos sin deseos de desvelarlos.
Pero como dicen que una ciudad es un libro que se lee con los pies, para suplir las horas que no puedo pasearla, que a falta de paseos buenas son páginas, me he bebido de un tirón la antología que Ana Padilla Mangas, doctora en Filología Hispánica, ha preparado con textos de Antonio Gala sobre Córdoba, y a la que hermosamente han llamado "Córdoba de Gala". Juego de palabras que viste de fiesta a la ciudad y al escritor, porque el amor entre ambos se trasmina inevitablemente. La antóloga ha agrupado los textos seleccionados en cinco capítulos: Córdoba soñada, Córdoba vivida, Córdoba añorada, Córdoba recreada y Córdoba amada. Como una verdadera historia de amor, desafiando la cronología y basándose en los sentimientos. Sentimientos que se mezclan entre el dolor y el deseo, la serenidad y el frenesí, con esa dualidad que creemos que sólo nos pertenece a nosotros, y que sin embargo se va repitiendo como un juego de espejos superpuestos en cada ciudad.

Córdoba de Gala es un libro definitivo. De los que sirven para pasear, como aconseja mi querido Paco Robles. De esos que te echas en el bolso y buscas un rincón para leerlo donde el espacio narrativo sea hermano de espacio vital donde te encuentres.
Libros como pies desnudos que acaricien las calles de Córdoba, que una vez más se ha vestido de Gala.

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