Se sabe que suele ser lo mejor pero no todo el mundo se atreve. Contar el problema es compartirlo y compartir algo es aligerar peso. Pero no todo el mundo se atreve a dar el paso, no todo el mundo lo da.
Hoy reconoce que el punto de inflexión en su vida comenzó cuando decidió publicar un blog y contar su problema, cuando su problema fue también el de sus amigos y cuando comenzó a ser ella la que aconsejaba, la que ayudaban en una cadena en la que ya todos saben que se pueden ayudar mutuamente.
Tenía más de cinco mil amigos a los que pedir ayuda y a los que ayudar y todo eso que ha ido dejando en un blog, más lo que no ha escrito, se ha convertido en un libro que se estrena el viernes 26 de mayo en el colegio de las Hermanas Carmelitas a partir de las siete de la tarde.
Mi vida contigo y junto a ti no es una historia de amor aunque el título suene a ello. Es una historia de superación, de asunción, de desafío y finalmente de entente no cordial con una enfermedad que atormentó su adolescencia y a la que mira a los ojos con firmeza. No la ha vencido. Nadie ha vencido. Pero se soportan.
Quizá por eso la portada del libro es tan sugerente. Un frondoso árbol con cara de persona sujeto a unas raíces sobre una calavera. La persona que lucha contra la enfermedad en una guerra que nunca va a ganar porque no va a terminar, pero en la que hay que ganar la batalla diaria.
María Isabel Torrejón Arenas padece TOC, Trastorno Obsesivo Compulsivo. Un trastorno de ansiedad. O lo que es lo mismo, deseos de hacer algo por raro que sea y hacerlo. Técnicamente, pensamientos intrusivos, recurrentes y persistentes que piden una respuesta inmediata por quien los sufre. La obsesión da paso a la compulsión, la realización de lo que le está pidiendo el cerebro, lavarse las manos continuamente, cualquier cosa...
El toquiano, así los llaman de forma genérica, no escucha voces interiores. Sólo siente la necesidad de hacer eso y por regla general, no suelen dar a conocer sus síntomas. Motivo por el que el paso de María Isabel Torrejón Arenas tiene tanta importancia. Porque abre puertas. Indica el camino a seguir.
El problema añadido a la enfermedad es que es incapacitante. Ese deseo de hacer algo no dura cinco minutos y se marcha sino que es de largo recorrido, ocupa muchas horas del día y aunque en cada caso produce efectos distintos en la vida diaria de la persona, en el caso de María Isabel Torrejón le hizo perder la oportunidad de estudiar la carrera que ella quería. Y lo que es peor, le pulverizó la adolescencia.
-Antes de que me lo diagnosticaran yo vivía como si a todo el mundo le pasara lo mismo que a mí porque no sabía que lo que yo tenía no lo tenía todo el mundo. Al diagnosticar la enfermedad tuve que aceptarlo, me costó trabajo y empezó un proceso lento y difícil”.
A partir de ahí llegó la pregunta, “ por qué yo, como toda enfermedad que se acepta” y los remedios, una parte de psicoterapia y así ha estado durante once años, desde los quince, cuando la diagnosticaron hasta los 26, hasta el año pasado.
La otra parte del tratamiento es el fármaco en aquellos casos en los que se precisa, que “yo también lo necesito y lo voy a necesitar siempre aunque sea una base para no recaer”.
María Isabel compara el TOC con una diabetes. En ambos existe un desajuste en los niveles, de serotonina en el primero y de insulina en el segundo de los males. Y lo aclara porque en la conversación salió a relucir que padecer TOC no es estar loco, lo que ella considera “una palabra despectiva”.
Sin embargo, la palabra desafortunada sirvió para mandar un mensaje a la sociedad que todavía pasa por delante de una sala de Salud Mental en el hospital y cree que los que están esperando van a salir con la camisa de fuerza. Precisamente en estos tiempos en los que un alto porcentaje de la población sufre trastornos de ansiedad.
Isabel Torrejón tiene ahora la misión de dar a conocer a la gente lo que es el TOC, una enfermedad que por su grado de conocimiento parece rara pero que supera en incidencia a la anorexia, tan conocida por todos y que la Organización Mundial de la Salud incluye entre las 20 primeras enfermedades más incapacitantes.
Hoy María Isabel Torrejón ha dejado atrás el disgusto de no haber podido estudiar lo que quería pero a día de hoy superó un módulo de Atención Socio Sanitaria, tiene trabajo, tiene pareja y tiene amigos.
-“He conseguido romper muchos tabúes sobre lo que podía hacer un enfermo mental y por eso reivindico muchas cosas en el libro”. Nadie el va a quitar el pasado, que fue malo, pero ya ha dejado claro que nadie le va a arrebatar el futuro.
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