El español Dani Pedrosa (Repsol Honda RC 213 V) fue el encargado de conseguir la victoria número 3.000 del campeonato del mundo de motociclismo desde que éste se instaurase como tal en 1949. Antes que Pedrosa, la victoria número dos mil del campeonato fue para el australiano Mick Doohan (Repsol Honda NSR 500) en el Gran Premio de Japón de 500 c.c. en 1997, que se disputó en el trazado de Suzuka, y la número mil recayó en otro español, Ángel Nieto (Kreidler), con su triunfo en el Gran Premio de Alemania de 50 c.c. de 1975 en el trazado de Hockenheim.
Datos estadísticos al margen, el desarrollo y el resultado final del Gran Premio de España de MotoGP dejó al descubierto las deficiencias de las Yamaha, unas motos que hasta ahora parecían encontrarse un paso por delante de sus rivales, pero que han acabado sucumbiendo al rendimiento de los neumáticos en la distancia de carrera.
Mientras Yamaha parece haber dado un paso atrás, las Repsol Honda han avanzado y en Jerez se pudo ver un claro dominio de Dani Pedrosa, secundado a la perfección por el vigente campeón del mundo, Marc Márquez, quien luchó por la victoria literalmente hasta la última vuelta, cuando arrojó la toalla y pensó en “modo campeonato”, para no arriesgarse a una caída.
En realidad, el resultado de la carrera de España satisfizo a todos los de delante; a Pedrosa porque la llegada de Sete Gibernau como su entrenador personal parece estar dando los resultados esperados, al segundo, a Márquez, porque aunque es tercero en el campeonato, está a sólo cuatro puntos de Rossi.
Y, en el caso de Jorge Lorenzo, su adaptación al circuito de Jerez, uno de sus favoritos, neutralizó a la todavía poco eficaz Desmosedici GP17 para lograr un podio que al de Palma de Mallorca, en el fin de semana de su treinta cumpleaños, le debió saber casi como a victoria. En el polo opuesto se podría decir que estuvieron, en mayor o en menor medida, Rossi y Viñales, sus rivales de Yamaha, quienes acuciados por los problemas bastante hicieron con aguantar sobre sus motos toda la carrera. Ambos dejaron claras las carencias de sus Yamaha y el hecho de que el campeonato no ha hecho más que comenzar y que son muchas, muchísimas, las cosas que pueden pasar a lo largo de la temporada.
Exactamente igual que sucedió en Moto2 o Moto3, en donde los líderes fallaron de una u otra manera y permitieron que las diferencias al frente de la clasificación por puntos se estrechen en gran medida.
El italiano Franco Morbidelli, hasta ahora líder indiscutible en Moto2, sucumbió a la presión de su propio compañero de equipo Álex Márquez, y al quedar inédito en Jerez, perdió casi toda la ventaja que había adquirido con sus tres victorias consecutivas en Catar, Argentina y Austin, aunque todo parece indicar que al final serán los pilotos de la escudería Estrella Galicia 0'0 los que se jueguen el título mundial en la categoría intermedia.
En Moto3 pasó algo parecido, el líder, Joan Mir, no se cayó como Morbidelli, pero cedió cuatro puntos al italiano Romano Fenati, que acabó por delante de él, aunque la cuarta plaza con la que llegó a Jerez se convirtió en la segunda, si bien ello permitió al primero, Joan Mir, aumentar en tres puntos su ventaja, de seis a nueve.
Pero lo más importante es que en Moto3 otro piloto español, Arón Canet, llegó con fuerza a lo más alto del podio y por el potencial exhibido, parece que con ganas de quedarse el resto de la temporada.
Análisis de un extraordinario Gran Premio.
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