Reconducir el objetivo y salir airoso de él al final ha sido la mejor victoria que ha podido encontrar el Recreativo Club Portuense en el presente campeonato en el que ha tenido de todo. Cada ejercicio liguero es una prueba de fuego a la que se debe afrontar cualquier entidad ante un reto que no siempre sale tal y como de ella se esperaba en su confección en el calor de la pretemporada.
Una campaña aciaga y tormentosa la que ha padecido la entidad rojiblanca que no encontró la regularidad necesaria para hallar el mejor escenario para calibrar una Liga en la que se ha alargado en demasía y la que no ha servido, ni mucho menos, para dar consistencia ni continuidad a un proyecto que deberá replantear cual y quienes deben formar parte de él para su venidera temporada.
Y es que si después de sellar una, la anterior, de una manera autoritaria y con todas las intenciones de poder dar el salto de categoría apostando claramente a ello, en la presente ha tenido dos lecturas bien encontradas y bien diferenciadas a partes iguales.
Hasta el ecuador liguero, hasta las vacaciones navideñas, el Recre Portuense mostró que el sueño de pelear en la parte alta no era un compromiso utópico del que se pudiera dejar de lado, más bien todo lo contrario.
La fe de remontar un inicio titubeante hizo soñar con un campeonato diferente y a bien que lo fue pero negativamente.
La permanencia se ha logrado a falta de tres jornadas con otra derrota y con otro equipo de la zona baja, 3-2 ante el Estella. Se despide como local, a falta de jugar el suspendido por el viento ante el Rivera, con el Trebujena este domingo a las 12 de la mañana.
Deberá todavía vérsela con el Villamartín el 21 de mayo en la última jornada liguera.
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