Según Cowen, las garantías legales ofrecidas por la Unión Europea (UE) para salvaguardar los intereses nacionales en el texto comunitario permiten ahora la convocatoria de una nueva consulta popular.
“Con esas bases, recomiendo al Gobierno que volvamos a pedir al pueblo su aprobación para que Irlanda pueda ratificar el tratado”, dijo el primer ministro en el Parlamento nacional.
El Tratado de Lisboa, clave para el buen funcionamiento de una Unión ampliada, es ahora un documento adaptado a las preocupaciones y demandas de los irlandeses, que tendrán una segunda oportunidad para dar su visto bueno en este referéndum.
Según las últimas encuestas, la mayoría del electorado es partidario del “sí”, después de que las garantías dadas por la UE al Gobierno irlandés para la repetición de la consulta tendrán la forma de un “protocolo”, con la misma fuerza jurídica del tratado que se pretende ratificar.
Así, Irlanda refuerza su posiciones respecto a la neutralidad de la isla, su ventajoso régimen fiscal, la prohibición del aborto, la protección de los derechos laborales o el mantenimiento de su comisario europeo, cuestiones todas estas que propiciaron el “no” en el anterior referéndum.
También se atribuyó la derrota a la complacencia del propio Ejecutivo y de todas las formaciones políticas durante la campaña, dominada por una heterogénea coalición de grupos izquierdistas, ultracatólicos, pacifistas, neoliberales y por el Sinn Fein.
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