Cuando Andrés Pinteño se embarcó en el concurso convocado por el Ayuntamiento para hacerse con la concesión administrativa del complejo deportivo del Pago San José por 28 años, nunca imaginó que iba a hipotecar su futuro y el de su familia a un precio tan caro y casi sin salida. Según narra desesperado este padre de familia de dos niñas pequeñas, detrás de esta agonía, que comenzó desde que se hizo con la concesión en 2013 para explotar una pista de fútbol 5 y cuatro de pádel, se esconde un problema técnico en la orientación de estas pistas de pádel que el Consistorio nunca le comunicó. Sí lo hizo en cambio para advertir de otras deficiencias para rehabilitar un complejo “que estaba en ruinas” para su posterior gestión, un requisito indispensable para hacerse con la concesión. “Era un problema oculto no aparecía por ningún lado, ni en el concurso, ni en los pliegos, ni en los informes técnicos, ni en la lista de fallos que se nos proporciona”, explica. De haberlo sabido, lo hubieran presupuestado -rectificarlas cuesta ahora entre 50.000 y 60.000 euros- en la inversión de más de 130.000 euros que asumieron para reformar las instalaciones, en las que llegaron a hacer “más obras y mejoras de las solicitadas”.
Su frustración llegó poco después, cuando al empezar a desarrollar su actividad se percataron de que algo iba mal con las pistas de pádel y el sol acabó convirtiéndose en su peor pesadilla. “No se ve absolutamente nada en la salida y la puesta del sol”, señala, lo cual hace inviable su alquiler las veces que necesitarían al día para que su negocio fuera rentable. De esta manera y, paradójicamente, la fecha que se acerca y que debía ser la mejor para su empresa es la más complicada. “Es la mejor época del año y nadie te va a reservar la pista por lo menos hasta las nueve y media de la noche, y a primera hora de la mañana pasa lo mismo; De tres o cuatro alquileres al día, me tengo que conformar con uno”, se lamenta. Al no poder desarrollar su actividad al 100%, las pérdidas están ahí desde que empezaron, ya que este vicio oculto en la orientación les impide además poder homologar las pistas para contactar con las federaciones y organizar torneos, una de las vías de mayor ingreso de estos negocios y que hace que se este empresario jerezano se vea “limitado en todos los aspectos”.
Tras cuatro años “peleando” con el Ayuntamiento, un informe emitido por la Delegación de Deportes en abril de 2016 le hizo pensar que su suerte iba a cambiar. En dicho documento, Deportes reconoce que hay un error, que es ajeno a la empresa que gestiona el complejo porque se omitió en el informe inicial del concurso y que las pistas no cumplen la normativa, lo cual les acarrea al año pérdidas de 31.000 euros. El problema es que ha pasado ya un año y no ha cambiado nada, inclusive los requerimientos de pago del canon de 7.500 euros y los embargos en su cuenta bancaria.
Por ello, en enero recurrió a un abogado y presentó un escrito formal en el Ayuntamiento para pedirles una modificación del contrato. A su favor tiene que la legislación de los concursos públicos está de su parte, sin contar con el informe de Deportes y la jurisprudencia que hay.
Su planteamiento es bastante claro: llevar a cabo un equilibrio económico que refleje la realidad de la situación en el que se compensen las pérdidas con el pago del canon, y que él asuma las obras para rectificar las pistas, o bien rescindir el contrato por incumplimiento por parte del Ayuntamiento con la consiguiente indemnización, que podría elevarse a 800.000 euros, teniendo en cuenta las pérdidas acumuladas y las calculadas en los 28 años de la concesión. Si este mes no tienen respuesta, pondrán el caso en los juzgados.
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