Pregunta. ¿Cuáles son tus retos en la presidencia, tras doce años en la patronal como gerente y secretaria general?
Respuesta. Ceacop existe desde hace 20 años y somos un proyecto de éxito. Somos la patronal de la construcción de referencia en Andalucía. Mi reto es el mismo que el de toda la junta directiva que llevo detrás, porque este trabajo no es obra de una persona sino de un equipo que en parte procede de la anterior y en parte procede de empresarios del sector. Pensamos todos que la única manera de obtener trabajo para nuestras empresas es reivindicar ante toda la sociedad la necesidad de inversiones en infraestructuras. Son fundamentales para que la sociedad se desarrolle.
P. ¿Estáis satisfechos con el número de empresas que agrupáis, unas 250, o quieres ampliar la representatividad?
R. Cuantas más compañías integremos, más representatividad y más posibilidad de hacer cosas. Porque el presupuesto de nuestra asociación depende exclusivamente de las cuotas de asociados. Cada incorporación es por tanto un éxito doble. Hemos tenido empresas que paulatinamente se han perdido por la caída de actividad. O que se han reducido a tamaños muy pequeños y no veían vital la pertenencia a la asociación, pero que están volviendo poco a poco y en esa labor estamos cada día.
P. Hace unas semanas presentasteis el balance de adjudicaciones, que sitúa 2016 como el año del mínimo histórico con 717 millones. ¿Ese es el suelo?
R. Ojalá no pudiéramos caer más, pero mucho me temo que en el año 2017 en que estamos el volumen de adjudicaciones que valoremos el año que viene deseamos que no sea menor, pero será de un rango muy parecido. Es decir, no prevemos una gran recuperación en cuanto a volumen de inversiones. Y el hecho específico y anormal que todos los ayuntamientos han sido las administraciones más adjudicadoras, seguidos de Junta de Andalucía y los ministerios. Esto es singularmente extraño. Si analizas la situación política de 2016 ves que hemos estado la mitad del año con un gobierno en funciones, y la otra mitad con el gobierno estableciéndose. Por eso no han tenido la prioridad de adjudicar obra. En este 2017 va a haber actividad y esperamos que se recupere un poco el volumen de inversión pero no tenemos grandes esperanzas. Nuestra gran esperanza es que se atisba cierta recuperación en el sector privado, tanto de viviendo como de suelo industrial. Se empiezan a ver grúas, aunque sólo en zonas muy concretas con demanda real. Ninguna promoción se inicia sin un porcentaje de venta asegurada. Igual que cuando estalló la burbuja inmobiliaria, el sector de la obra pública se resintió un año y medio después, pues que ahora sea el sector privado quien tire de la recuperación de la inversión en infraestructuras.
P. ¿Qué volumen de negocio genera ese sector privado, porque hay grandes proyectos comerciales u hoteleros en Sevilla o Málaga, por ejemplo?
R. No puedo dar una cifra hoy, porque hay muchas inversiones embrionarias que el tiempo y las circunstancias políticas dirán cómo y cuándo se activarán. Pero estos proyectos privados tirarán también de la necesidad de crear infraestructuras. Por ejemplo, si se desarrolla un gran centro comercial que hay previsto en la zona sur de Sevilla y empieza a generar actividad, obviamente los accesos a esa zona se tienen que mejorar. El desgaste que sufran las ya existentes habrá que repararlo, habrá que mejorar los sistemas de transporte metropolitano e interurbano, etc… Eso va a generar necesidades en inversión en infraestructuras. Para que en Andalucía haya un nivel de empleo en construcción razonable, que estimamos en los 225.000 empleos, para que las empresas tengan una estructura fuerte y estable, necesitamos entre 2.500 y 2.800 millones de inversión en Andalucía entre público y privado. Con 717 millones en el público, es muy difícil que el privado aporte otros 2.000 millones.
P. Con respecto al canon del agua, que pagamos todos los andaluces desde hace cinco años con independencia de nuestro nivelo de renta y que debe destinarse a pagar obras de saneamiento, denunciáis desde hace años que no se emplea en hacer esas obras. Algo ha movido la Junta en los últimos meses, ¿en qué situación está este tema?
R. Es verdad que Europa obliga a todos los países exige unas determinadas condiciones de vertido de aguas residuales, y dio un plazo para cumplirlo y todos estamos obligados a trasponer esa directiva. En Andalucía se traspone esa directiva mediante la ley de Aguas de 2010 y está destinado ese canon a pagar obras de depuración únicamente. En octubre de ese año se publican en el Boja 300 actuaciones de interés. La Junta auxilia a los ayuntamientos, de quienes depende esa depuración, y establece el canon sin distinción de ningún tipo entre contribuyentes. Desde el minuto 1 que se empezó a recaudar, empezamos a reclamar que se comenzara a invertir en ese tema. El primer año no tuvimos éxito, y entendimos que hay que dar margen para preparar licencias, terrenos, etc… Pero después de siete años nuestra demanda es casi un clamor. Es verdad que por fin en este 2017 se han licitado obras por unos 50 millones, concursos de proyectos y obras. Estas obras no empezarán a ejecutarse hasta dentro de un año. Desde la Junta nos han prometido que este es un primer paquete y que a mitad de año saldrá otro paquete similar. De todas maneras, la Junta recauda en torno a 120 millones, cifras que dan ellos, al año y lo que pedimos es que se empleen todos los años. Es que en 2016 se recaudó esa cantidad y sólo se adjudicó 20 millones, y no todos fueron para obras de saneamiento y depuración. Por lo que hay 100 millones del año pasado que si se invierten este año mejor que el que viene.
P. Es decir, que hay dinero guardado que no se sabe dónde está…
R. Hay dinero guardado. No voy a establecer si mucho o poco. Todo lo que destinemos a infraestructuras siempre me va a parecer poco.
P. En cuanto al Plan Pista, que a inicios de curso criticasteis duramente por las cifras y objetivos que persigue… Alegasteis, pero el plan se ha aprobado casi como se presentó. ¿Qué cabe esperar con este marco de trabajo por parte de la Junta de Andalucía?
R. Ese plan lo único que nos deja claro es que las infraestructuras no son prioritarias para la administración andaluza. Se detalla todo lo que no se puede hacer por falta de medios, y se irá haciendo conforme se tengan fondos. Y con los fondos que tiene define claramente qué se va a hacer, que es muy poco y no da ni para mantener el mapa de infraestructuras que tenemos. Y lo que sí establece las ocho o diez líneas de actuación. El consejero nos dijo que con pocos medios se pueden ejecutar pocas infraestructuras. Y que ellos están en la lucha de destinar más fondos, y están peleando para que la inversión en infraestructuras no compute en el déficit. Esa es una lucha a muy largo plazo de la que no se van a obtener resultados inmediatos. Y las empresas en Andalucía necesitamos trabajar hoy.
P. Las grandes empresas constructoras del Íbex 35 siguen haciendo ajustes. ¿Por qué y qué cabe esperar de este sector para las empresas pequeñas y medianas entonces?
R. El porqué los ajustes se están dando ahora en las empresas del Íbex y en las pymes no, es porque nosotros ya hicimos los deberes antes. Las dificultades que tienen las pymes para acceder a financiación nos llevaron a hacer los deberes y ajustes en los primeros años de la crisis. Los grandes grupos constructores tenían cartera de obra por ejecutar, operan en mercados externos y tienen acceso a más fuentes de financiación. Por eso han tardado, pero si en España se invierte la décima parte que hace diez años, pues se necesita a décima parte de la plantilla. ¿Y en la administración? Porque no se ha producido esa contracción de plantillas. Con la famosa tasa de reposición 0 no ha cubierto las jubilaciones, cierto. Pero es que nosotros hemos tenido que despedir a muchísima gente. Y en concreto las empresas de Ceacop, que son pymes familiares, pues hemos tenido que despedir plantilla de toda la vida. Y el esfuerzo es dramático. Cuando en alguna ocasión la administración nos traslada que tienen menos medios por la tasa de reposición 0, les respondemos que nuestra tasa es en negativo, no cero. No quiero decir que la administración deba despedir a sus trabajadores, ni muchísimo menos. Pero sí es verdad que hay que tener claro dónde estamos, qué necesidades tenemos y dirigir los escasos recursos para ser eficaces. Hoy todos los estamentos de la administración se ponen muy escrupulosos al hacer su trabajo, pero en ocasiones creo que se ponen pegas de más.
P. La corrupción ha metido miedo en el cuerpo de los funcionarios a la hora de firmar determinadas resoluciones, ante la judicialización de la acción política. ¿También afecta esto a la construcción?
R. Ahora mismo cualquier director de obra de cualquier infraestructura, lo que quiere es que se ejecute lo que recoge el contrato, ni más ni menos. Es positivo ser legalista, pero una obra no es un ensayo de laboratorio en la que tienes toda la atmósfera controlada. Cuando ejecutas una obra en un medio cambiante, te ves necesitado de modificaciones en el proyecto que no tienen que suponer una modificación presupuestaria. Una solución prevista para una infraestructura, pues cambia y resulta que hay otra que se adapta mejor como consecuencia de la I+D+i en el sector. O ha habido cambios de normativa que exigen reformar el proyecto porque tiene varios años. Hace falta cierta valentía en la toma de decisiones para poder modificar los proyectos y ser eficaces.
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