Hace un par de años, antes de las elecciones municipales, numerosos colectivos sevillanos vinculados con movimientos sociales empezaron a moverse de cara a constituir una candidatura municipalista en la ciudad. Fue un proceso complejo, con numerosos obstáculos y fuertes discusiones. Nos unía el deseo de acercar el Ayuntamiento a la gente y crear una alternativa progresista basada en la participación de la ciudadanía. Mucha gente y grupos se quedaron en el camino, pero el proceso culminó con una candidatura, llamada Participa Sevilla, que se presentó a las elecciones y obtuvo tres concejales.
Aquello nos pareció una bocanada de aire fresco a quienes creemos en una Sevilla más abierta, más participativa, más justa y cosmopolita. Sin embargo, el gran riesgo de estas candidaturas es siempre la tendencia a institucionalizarse; a dejar de ser un factor de cambio y convertirse en uno más en el juego casposo de la política profesional. Pasados dos años, es dudoso que Participa haya cumplido con las expectativas de resistirse a esa presión.
Una candidatura municipalista no pueden ser sólo los concejales. Ni siquiera pueden ser los concejales y el grupito de contratados que se supone que los apoyan en el trabajo municipal. Una candidatura popular exige mantener una base social. Para eso hay que dinamizar la ciudad, incentivar y respetar a los diversos movimientos ciudadanos y de los barrios, abrirse a todo tipo de sevillanos y darles la palabra. Los concejales de una candidatura municipalista real deben aprender a ceder espacio de decisión y protagonismo. No pueden creerse los líderes de la ciudad, sino sus servidores.
Nada de esto está pasando en Participa. Es cierto que, comparado con los demás grupos municipales el de Participa es el grupo más abierto y el que, dentro de su miopía intelectual, mejor representa los intereses de los ciudadanos. Sin embargo, está muy lejos de lo que se esperaba de ellos. Ni en cuanto a participación, ni en el aspecto político. Negoció con el gobierno municipal un acuerdo decente de investidura, que no ha conseguido que se aplique. Mantiene un discurso aparentemente crítico que se contradice con su acción cotidiana. En el Ayuntamiento y en las empresas municipales, Participa apoya constantemente las políticas que dice no compartir.
El último episodio ha sido la votación de los presupuestos municipales.
El grupo municipal sometió su voto a una asamblea… sólo después de negociar una serie de enmiendas con los socialistas y con su apoyo ya casi comprometido. Finalmente, a pesar de la opinión en contra de muchas de sus bases, Participa ha apoyado los presupuestos socialistas. Puso un puñadito de condiciones ridículas, entre las que destaca que el Gobierno municipal se disculpara con ellos por haberse saltado el procedimiento en el debate presupuestario anterior. Parece que para el Grupo municipal de Participa apoyar o no los presupuestos socialistas no dependía de que realmente incluyera medidas sociales y de desarrollo justo de la ciudad y sus barrios, sino de que se respetara la dignidad de sus tres concejales. Muy triste todo.
A día de hoy nadie sabe qué pasará en las próximas elecciones. Si existirá de nuevo Participa, lo sustituirá Podemos o se creará otra forma. En todo caso lo que es evidente es que sea lo que sea, si la mayoría de los concejales sigue con la línea que llevan, no será una candidatura municipalista popular. Como tantas veces, Sevilla sigue anclada en las viejas maneras y en la política casposa de salón y oropel. Mucha camiseta, mucho cartelito y pocas luces. Y aún menos compromiso con la ciudad y la gente.
Envía tu noticia a: participa@andaluciainformacion.es