Málaga

El mito de la cantante argentina de cumbia Gilda regresa al escenario

'Gilda, no me arrepiento de este amor' es un 'biopic' sobre la artista, considerada como una santa, de la documentalista Lorena Muñoz

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  • La directora Lorena Muñoz -
  • 'Gilda, no me arrepiento de este amor' es un 'biopic' sobre la artista, considerada como una santa, de la documentalista Lorena Muñoz

Gilda, todo un mito de la canción popular en Argentina y otros países iberoamericanos que murió en 1996 en un accidente de tráfico, revive ahora en la película biográfica "Gilda, no me arrepiento de este amor", dirigida por Lorena Muñoz y que ha sido presentada este miércoles en el Festival de Málaga.

Para la directora, cuyo largometraje se exhibe en la sección oficial del certamen de cine, aunque fuera de concurso, suponía "una enorme responsabilidad moral" enfrentarse a la historia de este personaje real, que en la pantalla es interpretado por Natalia Oreiro.

También debía responder a la confianza depositada por el hijo de Gilda, que aceptó cederle los derechos tras más de veinte años de intentos de varias productoras para rodar la vida de la artista.

Muñoz procede del documental y por ello considera que la investigación es "lo más importante" en cualquier proyecto cinematográfico, algo que aplicó también en esta película para ser "lo más rigurosa posible y lo más fiel a la época y la realidad de la historia".

Habló con amigas de la infancia y de la adolescencia de Gilda, con sus músicos y también con su exmarido, por lo que "la reconstrucción de esta persona que está ausente fue muy intensa" y durante el rodaje se sentían "muy conmovidos".

Por su parte, Natalia Oreiro hizo un trabajo previo con una entrenadora de baile y con especialistas "para colocar su voz en un registro vocal que fuese parecido", según la directora, que ha resaltado la dimensión casi de santa que alcanzó Gilda entre sus admiradores.

"Ella era como una predicadora amorosa, y antes de cada canción le daba un mensaje al público, con un discurso casi político. Hablaba a quien no tenía trabajo o pareja, y eso le acercó mucho a lo espiritual", ha explicado.

Todo ello llevó a que, tras un concierto, una espectadora le pidiera que le impusiera las manos para curarle de una diabetes, escena que ha sido incluida en la película al haber sido relatada por la propia Gilda en una entrevista.

"No queríamos que ella se autoproclamase santa, queríamos colocarlo en la gente. Ella dice que no es ninguna curandera, y que los que pueden curar son los médicos", ha apuntado Muñoz.

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