A Alberto Jaime no sólo le acompañaron los vecinos, sino un plantel de autoridades que, cuando menos, llamaba la atención (la alcaldesa, Elena Víboras; el presidente de la Diputación, Felipe López, y los alcaldes de Frailes, Alhendín y Villanueva de la Reina) y entre los que sólo brilló la ausencia de Gaspar Zarrías, cuya presencia se había anunciado para el acto.
El periodista de El Mundo, José Manuel Vidal, ha dicho de él que es “Alegre, abierto, jovial y simpático, rezuma alegría y buen humor por los cuatro costados. Plenamente satisfecho con su vocación sacerdotal. "Me encanta el sacerdocio, soy feliz". Y esa felicidad es la que irradia a sus feligreses, a los que se lleva de calle. "Me quieren y me siento querido por ellos". Le quieren tanto que, en Frailes, su primera parroquia, el ayuntamiento socialista lo nombró el primer hijo adoptivo del pueblo”.
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