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Cádiz

El Señor de la Sagrada Cena, preludio de las vísperas

La Catedral acogía el Vía Crucis de las Hermandades y Cofradías de Cádiz, tras la celebración del MIércoles de Ceniza

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  • Por el Compás de Santo Domingo. -

Sólo verlo encarar Santo Domingo ya se convierte en una verdadera estampa de Pasión, y si encima ha sido designado como imagen para presidir el Vía Crucis Penitencial de las Hermandades y Cofradías Gaditanas, la cita es más que ineludible.El pasado 31 de agosto, la junta permanente del Consejo designaba a Nuestro Padre Jesús del Milagro en la Sagrada Cena para presidir la cita que, tras el Miércoles de Ceniza, se convierte en definitoria de la Cuaresma.
A las siete de la tarde, la Cruz de Guía emprendía camino por la calle Plocia hacia la Santa Iglesia Catedral. La imagen, que saliera de la gubia del imaginero gaditano Luis González Rey, vestía con túnica morada y mantolín burdeos. La imagen del Domingo de Ramos lució unas andas cedidas por la cofradía del Nazareno de Setenil.
Siguiendo las instrucciones de Eduardo Doeste, y con acompañamiento de la capilla musical recorrió Plocia, San Juan de Dios, Nueva, San Francisco, Sánchez Barcáiztegui, Manzanares, Cobos, Villalobos, Santiago, Compañía, plaza de la Catedral y Arquitecto Acero.
Representantes de todas las hermandades acompañaron al Señor del Milagro en la Sagrada Cena camino de la Seo, que acogería durante más de hora y media un Vía Crucis al que acompañaron muchos fieles gaditanos.  
En el interior del primer Templo gaditano, cuatro hermanos de cada Corporación, portando cirios, representaban a cada una de las hermandades y cofradías gaditanas. En un cortejo en el que también se encontraban las autoridades civiles y eclesiásticas, aunque el obispo de la Diócesis, Rafael  Zornoza esperaba en Catedral.
El recorrido por la Pasión y Muerte de Nuestro Señor Jesucristo en el interior de la Catedral sirvió como preludio de un tiempo de vísperas donde las diferentes casas de hermandad de las cofradías gaditanas entran en un periodo frenético de trabajo y preparación.
El olor a cera, el movimiento de túnicas o la limpieza de enseres empiezan a ser una constante en el día a día de cada cofradía gaditana. Los cofrades dejan atrás un año de espera, un año de hermandad preparándose ya para ser cofradía en la calle. Las vísperas son ya una realidad en Cádiz.

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