Hay cosas que las cuentan pero no se perciben en toda su intensidad si no se viven de cerca, aunque sea como espectador. Y entre esas cosas está el programa que está llevando a cabo la Residencia de Ancianos de la Cruz Roja de San Fernando en colaboración con la Asociación Amigomio, una entidad que comenzó trabajando con perros para atender y motivar a niños con distintos problemas y ahora ha extendido su actividad a muchos campos terapéuticos gracias a un gran equipo interdisciplinar.
Como ya anunció este periódico, la Residencia de mayores Cruz Roja San Fernando ha puesto en marcha recientemente una Terapia asistida con perros para sus mayores, coordinada por la Asociación Amigomio, que está formada por un equipo multidisciplinar de profesionales (veterinarios, psicólogos, terapéutas ocupacionales, pedagogos, integradores sociales, especialistas en educación canina y conducta animal, etc.) especializados en este tipo de terapia.
En estas intervenciones, el perro es incorporado como un medio o herramienta con el objetivo de aumentar la motivación, la concentración y estimulación, favoreciendo así la participación e implicación de los mayores.
Los estudios son concluyentes al confirmar el poder curativo y rehabilitador de este tipo de terapia, con beneficios de tipo físico (salud cardiovascular, mejora de la condición física general), beneficios psicológicos (efectos tranquilizadores), beneficios sociales (efecto socializador) y beneficios socioeducativos (adquisición de habilidades sociales mediante el desarrollo de la empatía).
Y efectivamente. Este medio pudo comprobar todo el proceso, cómo entran los participantes en la sala y cómo en apenas un cuarto de hora el panorama ha cambiado desde la 'ausencia' de algunos hasta la participación plena. E incluso un caso de esos en los que quien está grabando baja la cámara porque no quiere grabar a una persona que ya no es ni un atisbo de lo que seguro fue y nadie tiene derecho a verla en ese estado. Y que luego se transforma y participa como los demás.
Es asombroso ver el trabajo de los profesionales de Amigomio y cómo van 'entrando' a los mayores hasta involucrarlos. El instrumento, o los instrumentos, obviamente, son los perros, pero el objetivo es captar la atención, azuzar sus sentidos, crear un ambiente en el que ya nadie está ausente.
En el caso de la grabación que compaña a este reportaje se trataba de uno de los grupos menos complicados, aunque todo en complicado en el proceso. De hecho, la psicóloga y jefa de Servicios de la Residencia de la Cruz Roja, Bárbara Basallote, explicaba que en muchos casos el problema era romper la resistencia de la persona a participar.
Porque no se trata sólo de participar, sino que esa persona que está residiendo en un establecimiento para mayores se va a encontrar con sus limitaciones propias de la edad. Y ellas lo saben, lo intuyen... y no quieren enfrentarse a ese momento. Y además se van a enfrentar a esas limitaciones con testigos, los propios compañeros de terapias, algunos que están mejor y otros que están peor.
A las pocas sesiones y en su mayoría, son los participantes los que preguntan cuándo vienen los perros porque ya han vencido los miedos, ya saben de qué va el juego y lo que ese juego puede reportarles, de lo que con toda seguridad se dan cuenta de la misma forma que se daban cuenta que enfrentarse al programa era encontrarse con sus limitaciones.
Y es que el juego produce también una mejora de la memoria, de la comunicación entre personas que antes permanecían aisladas de los demás residentes, una colaboración y socialización inauditas con los medios tradicionales. Y es que los animales, no sólo los perros, demuestran que son un gran instrumento de comunicación y que el ser humano está predispuesto de forma innata a tratarlos.
Los perros con los que trabajan han sido cuidadosamente seleccionados por sus características y conducta. Su entrenamiento es específico para participar en este tipo de actividades como herramienta al servicio del profesional y continúo para que su adaptación al entorno de trabajo sea la idónea.
La creadora de la Asociación Amigomio, María Elena Jiménez Pastrana, quien se inició con niños autistas, aclara que cualquier perro equilibrado es perfectamente válido para convertirlo en un verdadero 'terapeuta', aunque luego seguirá un proceso de aprendizaje para el cometido concreto en el que demuestra más aptitudes.
La Residencia de la Cruz de Roja de San Fernando, una vez que se le presentó el programa, no dudó en llevarlo a cabo porque no en vano es una de las más predispuesta a la experimentación y a otras formas de trabajar que puedan proporcionar mejores resultados y mejores satisfacciones para sus residentes.
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