Durante siglos el archipiélago japonés fue un misterio para Occidente. No fue hasta 1858, con la firma de los cinco tratados de Amistad, Comercio y Navegación cuando el país se abrió al exterior y, con ello, dio a conocer su cultura milenaria. Una forma de ver el mundo que ahora nos invita a descubrir el Museo Carmen Thyssen Málaga en su nueva exposición temporal ‘Japón. Grabados y objetos de arte’, donde encontraremos una selección de estampas ukiyo-e de los siglos XVIII y XIX y piezas de laca urushi de los principales artistas de la época. Es tan solo una selección de la extensa colección del empresario y japonista José Palacio, adquirida en su mayoría en París, y que atesora el Museo de Bellas Artes de Bilbao, que ha cedido las piezas.
El amor entre Occidente y Japón dejó una gran influencia en los grandes artistas europeos del momento, que incorporaron estas renovación a sus obras. El arte japonés se dejó sentir en las corrientes artísticas de finales del siglo, impresionistas y postimpresionistas, en el modernismo y hasta en los primeros movimientos de las vanguardias del siglo XX.
La figura del simurai también está presente en la muestra, de la mano de de los objetos cotidianos (éstos de otra colección cedida a Bilbao), convertidos en auténticas joyas de arte, gracias a delicadas decoraciones en oro, plata o labrados que encontramos en los guardamanos de las espadas japonesas (tsubas), estuches de madera (inro), que colgaban del cinturón del kimono y servían para guardar obejtos, junto a sus contrapesos tallados (netsuke) y los objetos en laca urushi.
El grabado japonés donde se plasma la delicada belleza femenina, los mometos de ocio o los paisajes que nos invitan a soñar con cerezos en flor nos trae brisa de Oriente de golpe, sin salir de Málaga.
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