En febrero se reanuda la actividad parlamentaria en la cámara andaluza con los primeros plenos y comisiones del año, pero el verdadero templo de la libertad de expresión sobre las preocupaciones ciudadanas está, durante varias semanas, más al sur. En el Gran Teatro Falla de Cádiz, el pueblo vuelve desde anoche a cantar y a dictar su sentencia. Más de un centenar de coros, comparsas, chirigotas y cuartetos sacan los colores a la gestión de nuestros políticos y ridiculizan el orden de prioridades que los medios de comunicación damos erróneamente en ocasiones a las noticias de cada día.
La verdadera actualidad que interesa a los andaluces se escuchará en las tablas del doble sentido, el humor desternillante, la ironía, el ritmo del 3 x 4, la carga gaditana más ácida y la crítica social más despiadada, por cierto, sin necesidad de insultar (fórmula que bien podría aprender el ‘doctor faltón’ Jesús Candel).
Sin pretender inmiscuirme en la letra de las agrupaciones, siento una enorme curiosidad por saber la opinión de los autores sobre asuntos que han marcado la agenda en los últimos meses. Durante el Concurso Oficial de Agrupaciones del Carnaval gaditano, bajo la presidencia del gran Juanjo Téllez, me gustaría escuchar tangos, pasodobles, cuplés o popurrís que censuren el comportamiento y los planes del nuevo presidente de los EEUU, el machista y clasista Donald Trump; que demonizaran el bloqueo institucional que ha sufrido España porque los partidos no se ponían de acuerdo; que cuestionaran la actuación de los bancos que ‘robaron’ con las clausulas suelo; que afearan a las eléctricas subir la luz en plena ola de frío; y que reprendieran al obispo de Córdoba, Demetrio Fernández, por sus innumerables manifestaciones homófobas, xenófobas y dignas de la estulticia más suprema.
También me agradaría conocer el termómetro coplero sobre el aumento pírrico de las pensiones, los trabajadores pobres, el drama vengonzoso de los refugiados, los fallos del sistema que no protege a las víctimas de la violencia de género, y los nuevos ataques del centralismo madrileño y el nacionalismo catalán contra los andaluces, sustentado en tópicos trasnochados y falsos.
Y, en un ejercicio de amor al terruño, me gustaría que enfatizaran la visita de Barack Obama a la Base Naval de Rota y los 25 años de la despedida de Mágico González, el mejor jugador del mundo –según Maradona- que disfruté de niño en el Carranza. Para finalizar, me encantaría emocionarme y memorizar un tango o un pasodoble sobre el 40 aniversario del 4-D, el día en el que sonó con más fuerza y orgullo el acento andaluz.
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