Notas de un lector

Un mundo en tu canción

Con “El hilo del invierno”, Raquel Vázquez ha obtenido el premio “Nueva Valencia” de poesía en su primera edición

Con “El hilo del invierno”, Raquel Vázquez ha obtenido el premio “Nueva Valencia” de poesía en su primera edición. Esta novedosa convocatoria, que nace desde la InstitucióAlfons el Magnànim, está destinada a escritores de entre 18 y 30 años.
Ahora, la editorial Hiperión, abriga la publicación del volumen de esta lucense nacida en 1990, licenciada en Filología Hispánica y que alcanza su sexta entrega lírica.

     La joven y prolífica poetisa gallega ha vertebrado, en esta ocasión, un libro donde destaca una continua indagación interior, una tangible concordancia con lo ajeno, o lo que es lo mismo, un permanente deseo de diálogo que sirva como bálsamo de cuánto la vida llega a nombrar y olvidar: “Cómo seguir viajando hacia lo oscuro/ sin cuerpos que acaricien y acompañen (…) Cómo, si nunca ya/ nos atrevemos a saber que estamos/ en realidad tan solos, ahora y siempre,/ saber que cada roce/ de piel, cada palabra es un milagro/ insuficiente, azaroso, ya efímero”, escribe en el poema que sirve de pórtico, “Sapereaude”.

    El decir de Raquel Vázquez esquiva la exuberancia y el barroquismo y se orilla en la articulación sobria y rigurosa de un verbo certero y un verso cadenciosamente ritmado. 
Bien sabe la escritora gallega que todo obra no puede encontrar su plenitud si no se abre a cuanto hay en las afueras del yo y canta y cuenta  lo que acontece en derredor. De ahí, que su voz alcance un personal tono de compromiso, de denuncia para quelas cadenas que paralizan la sociedad dejen de resultar permisivas. Valgan como ejemplos los titulados “Recortes (“Recortarán el fuego/ y no sabremos cómo arder en esta lucha./ Recortarán el agua/ y olvidaremos la sed de crecer/. El modo de llorar”) y“Sufijos telefónicos” (Guernica 37, Nagasaki/ 45, Sarajevo 93/ Basora 2003, Alepo 2015./ En tantos cementerios,/ lápida a lápida se va tallando/ un final repetido/ a modo de punzante sufijo telefónico”).

     Dividido en tres apartados, “Hilván de grietas”, “Hilván de cielos” e “Hilván de saltos”, el volumen mantiene una envolvente unidad que surge del anhelo acechante de un sujeto lírico que apuesta por mudar su propia piel en pos de la esperanza, que se arriesga a alumbrar las ilimitadas sombras del ayer, que se esfuerza por saldar las deudas con el mismísimo futuro…, y tratar de tú a tú a la mortal finitud: “Roedor tiempo, te admiro:/ no dejas piel sin hincarle tus dientes (…) Roedor tiempo, te admiro,/ y te animo a también a que no cambies/. A que no dejes de subestimar/ cuánto se puede amar a otra persona./ Porque no habrá un matarratas más fuerte”.
Conocedora de que no sólo eltiempo, sino también el espacio vital, va tejiendo con precisas puntadas sussólidos presagios, Raquel Vázquez escruta suconciencia y convierte su palabra sincera en eco palpable, en raíz que memora la gramática de su misma existencia, en tacto que acaricie la sed amante: “Porque todos los pájaros se vuelven/ cristal sobre tus ojos:/ te miro  y un arpegio/ de luz fluye por esa piel de prisma./ Te miro y cabe un mundo en tu canción”.

     Poemario, en suma, sobresaliente y revelador, que se aferra al destino frente a la traición del olvido y que crece y se expande en las deshoras de este otoño que ya pespuntea los hilos que principian el invierno.

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