Susana Díaz dio la orden hace tiempo a sus asesores de que plagasen de actos su agenda. Que no quede un hueco libre. El desenlace ahora previsible de la eterna batalla por el liderazgo del PSOE parece ya proclive a que más pronto que tarde anuncie su candidatura a la Secretaría General del PSOE. Hay quien augura entre pasillos que podría ser incluso el próximo 16 de diciembre, cuando Jaén acoja el acto de celebración de los diez primeros años de la Ley de Dependencia en el que el teórico protagonista debería ser quien forjó aquel avance social, José Luis Rodríguez Zapatero. Sea allí o no donde se despeje por fin la incógnita, la presidenta ha disparado tanto su presencia en la doble vertiente a la que está obligada, la institucional y la de partido, que parece multiplicarse sin disimulo de foco en foco.
13.000 kilómetros en el último mes. Casi 435 diarios y alrededor de 630 por jornada si se eliminan sábados, domingos y festivos. Ése es el resultado del carrusel del viajes en el que se ha zambullido Susana Díaz desde el pasado 1 de noviembre. La defenestración de Pedro Sánchez en aquel convulso Comité Federal de Ferraz la colocó en el disparadero de salida como alumna aventajada para relevarle, pero la imagen magullada con la que salió del cónclave ha obligado a su entorno inmediato a embarcarse en una ardua tarea de depuración de imagen que la transforme. Debe sacudirse la acusación de colaboradora necesaria en la caída del líder para colocarse el traje de personalidad nacional con dotes de estadista y galones para dirigir el histórico primer partido de la oposición.
Hay síntomas más que palpables de ello. En sólo un mes Díaz ha viajado la friolera de cuatro veces a Madrid. Una por semana. El último trayecto lo cubre este viernes, cuando pise de nuevo la capital para dejarse ver en un acto organizado por la Fundación Progreso y Cultura que abogará por la erradicación de las formas contemporáneas de esclavitud y, ya de noche, participar en otro del Círculo de Bellas Artes en el que se presentará en sociedad la digitalización del legado del poeta Miguel Hernández. La cita está convocada por el presidente de la Diputación de Jáen, Francisco Reyes, de quien se rumorea que podría sucederle al frente del PSOE andaluz si Díaz toca poder en Ferraz. Esa ruta de ida y vuelta no será la única que recorra: antes de tomar rumbo a Madrid se trasladará a Jabugo para visitar el Consejo Regulador de la Denominación de Origen y luego recorrer la empresa Sánchez Romero Carvajal. De regreso a Sevilla habrá acumulado 1.250 kilómetros en menos de 24 horas.
Dejarse ver en la capital
Madrid es ya una segunda casa para la presidenta. En los últimos 30 días, además de la cita de este viernes, la ha frecuentado para dejarse entrevistar por dos cadenas de televisión, asistir al estreno de un espectáculo flamenco y compartir con la vieja guardia del PSOE, con Alfredo Pérez Rubalcaba a la cabeza, la presentación de un libro sobre el presidente extremeño, Guillermo Fernández-Vara. Ninguna foto es casual, mucho menos la del expresidente Felipe González hace días en Sevilla. No hubo espaldarazo definitivo, pero la “fuerza y coraje” con la que la definió sirvieron de avales.
En la agenda figura también una presencia internacional clásica, la de la feria del turismo de Londres, pero otra esta semana que arrastra polémica. En Bruselas Díaz se citó con varios comisarios, pero reservaba todo el énfasis para el discurso que dirigió al Grupo Socialista en la Eurocámara. Si va a ser la líder del PSOE en España debían escucharla. Lebrija, Estepa, San Fernando... y un puñado de actos en Sevilla, sin moverse de casa, completan su ya desatada agenda.
La oposición ataca: ¿esto quién lo paga?
No hay forma de desligar a la Susana Díaz que lidera el PSOE-A de la que gobierna desde San Telmo. Por eso es imposible averiguar qué parte del gasto de sus viajes debería correr a cargo del partido y cuál a las arcas públicas. La oposición no cree lo mismo. PP, Podemos y con más insistencia IU, que incluso ha registrado una pregunta en el Parlamento, claman contra “una campaña de imagen con cargo al bolsillo de todos los andaluces”.
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