Susana Díaz cumplió este miércoles su asfixiante jornada de actos, reuniones y entrevistas en Bruselas fiel al guión que auguraba la oposición: en la capital belga, el corazón de la Europa comunitaria, la presidenta andaluza pulió su imagen de futura estadista en una nueva parada hacia su objetivo de tomar las riendas del PSOE nacional. Su Gabinete había adelantado que en su ronda de encuentros defendería los intereses de la comunidad, pero poco trascendió de acuerdos firmes con los comisarios europeos más allá de líneas maestras o augurios de compromisos. Del encuentro con el presidente del Parlamento Europeo, Martin Schulz, se difundió de hecho apenas un par de fotos.
“Ha sido una jornada muy intensa”, esgrimió sin embargo la presidenta tras finiquitar su ronda de citas con la vicepresidenta de la Comisión Europea y Alta Representante para la Política Exterior, Federica Mogherini; y con los comisarios de Política Regional, Corina Cretu, y de Asuntos Económicos, Pierre Moscovici. Avanzó que varios de ellos visitarán Andalucía para “conocer de primera mano” algunos de los proyectos propuestos para su inclusión en el llamado Plan Juncker, en especial el Corredor de la Costa del Sol que debe desatascar la conexión ferroviaria entre el puerto de Algeciras y Nerja. Todos los comisarios están, según sus palabras, “muy implicados con Andalucía” y demostraron un gran “conocimiento de los problemas y las soluciones que necesita” la región para avanzar en su crecimiento. No hubo, sin embargo, mención al reparto de las ayudas de la PAC, un agravio que fuentes del Gobierno regional habían perfilado que se pondría sobre la mesa.
A lo que se dio más relumbre desde el entorno de la presidenta fue a su intervención ante el plenario del Grupo Socialistas y Demócratas del Parlamento Europeo, en el que se integra el PSOE. Era el foro en el que ganar más puntos si cabe en su batalla por presentarse como líder de talla nacional e incluso europea con la vista puesta en el asalto a Ferraz del próximo año. Ante los suyos, por la mañana, reivindicó Díaz que el futuro pasa por la “socialdemocracia” y les lanzó una advertencia: sólo un Partido Socialista de Europa “más fuerte” podrá abordar la ardua tarea de reconstruir el proyecto de la UE y afrontar los desafíos “con sensibilidad” frente al “fantasma que representa el nacionalismo en sus diferentes acepciones”. La paradoja es que su propio partido, los socialistas de Euskadi, cerraraon hace menos de dos semanas un pacto para gobernar en el País Vasco de la mano de uno de esos temidos “fantasmas”, el PNV.
Buscar “el antídoto”
Tan convencida está la presidenta de que los nacionalismos son una amenaza que reprochó a la UE que no invierta su tiempo en analizar “cómo se gestionan ciertas independencias” o en “buscar las vacunas, el antídoto a esos nacionalismos y populismos que van en sentido contrario a lo que nosotros representamos”. Recomendó un regreso a la “Europa social” que garantice “cohesión e igualdad”. Y a partir de ahí, un esbozo de la crítica a la política de la UE que ya se adelantó que lanzaría. Ha habido a su juicio “mala gestión” de la crisis “sin mirar a la cara a la gente, de espaldas a los ciudadanos”, lo que ha provocado “mucho sufrimiento”. “Lo digo yo, que vengo de una región del sur”, añadió. El discurso que suele enlazar en casa estaba ya en Bruselas.
El viaje ha soliviantado a la oposición. Por ejemplo a IU, que ha registrado una pregunta en el Parlamento para que se detalle “cuánto va a costar a los andaluces” el ejercicio de “autopromoción y de campaña” de Díaz en Bélgica.
Moreno, entre Bélgica y Ronda
Juanma Moreno cumplió este miércoles su tercera jornada de periplo en Bruselas,donde coincidió con Díaz. Se reunió con el comisario de Energía y Medio Ambiente, su compañero de filas Miguel Arias Cañete, para abordar temas medioambientales. Antes tuvo tiempo de volver a lamentar la “oportunidad perdida” de no compartir agenda con la presidenta. Ya en casa, retoma este jueves su campaña en defensa de la sanidad pública en Ronda.
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