Me encontré el otro día con José Manuel Morales, uno de los Arquitectos que más sabe de nuestro patrimonio histórico y del Plan Especial del Casco Histórico. Hacía tiempo que no nos veíamos y estuvimos un rato intercambiando impresiones.
Le pregunté qué sabía de cómo iba la redacción del documento del Plan Especial conocido como PEPRICHIE encargado de proteger el Casco Histórico y su entorno. Me sorprendió que no tuviera ningún avance que comentar, ya que este documento es fundamental para la revitalización del centro de nuestra ciudad, y hay que ponerle por ello el máximo empeño.
Me comentó que desde los tiempos de Miguel León, la vez que más cerca habíamos estado de aprobarlo fue cuando estuve de Concejal de Urbanismo ya que tanto el Coordinador de Urbanismo, Pepe Galán, como yo misma le pusimos todo el esfuerzo posible para dejarlo cerrado. Pero como recordó el mismo Morales, nos faltó el apoyo de quien en ese momento estaba al frente de la Alcaldía, que como Esaú, vendió la primogenitura de la estirpe del Reino de Israel a su hermano Jacob por un plato de lentejas.
La redacción de un plan Especial es complicadísima, teniendo que cuadrar el número máximo de viviendas, con las zonas que pasan a ser plazas o dotacional para el Ayuntamiento por incremento de esas viviendas y cambios de usos, y es difícil dejar a todos contentos. Se producen conflictos de intereses entre los propietarios y en el intento de dar satisfacción a todos y crear el centro que la ciudad necesita, se van los años.
Con el documento cerrado, y con todos los números hechos y cuadrados, nos lleva el alcalde a una comida con los responsables de una de las empresas más fuertes de la ciudad, que querían plantearnos su disgusto de cómo había quedado el entorno de sus instalaciones.
En este caso, donde había una plaza pública se quería poner un aparcamiento, y no voy a dar más datos para no mosquear “al personal”.
Escuchamos su planteamiento urbanístico, y yo expuse que era ya muy tarde para acoger ese solicitud, que probablemente ya se había hecho a los concejales y alcaldes anteriores, pero ya estaban cuadrados los números, sacadas las fichas, hechos todos y cada uno de los planos que acompañan un plan especial, y terminada la memoria.
Hacer ese simple cambio que se solicitaba, con independencia de que fuera acertado o no, suponía renunciar a la aprobación por pleno del documento que la empresa Territorio y Ciudad había preparado.
Territorio y Ciudad ya nos había planteado que no podíamos hacer ningún cambio más porque tenían otros documentos que realizar para otros ayuntamientos, con plazos de entrega, y más cambio supondría quedarnos rezagados y previsiblemente no llegar a las elecciones con el documento aprobado. Mis esfuerzos por mantener el trabajo realizado en beneficio de la ciudad no llegaron a ninguna parte.
A cambio de acoger el cambio urbanístico que esta importante empresa planteaba, el anterior Alcalde hizo una solicitud de inversión que según él “iba a abrir el telediario de Antena 3”. Quería que esta empresa financiara la nueva portada de la feria, y para ello, el concejal de fiestas ya llevaba preparados varios dibujos en los que se veía un toro lleno de bombillas.
En unos casos el dibujo era de bombilla blanca, en otro con la bandera de España, en otro “flower Power” y en otro con más colores que la bandera Arcoiris. Los responsables de la empresa soltaron una carcajada ante lo estúpido de la idea, pero al ver que la cosa iba en serio, se recompusieron sobre la marcha y acordaron realizar esa inversión que en el fondo les daba publicidad.
Se vendió el futuro del centro de El Puerto por un plato de lentejas, por una portada que se planteó para dos años, “porque más cansa”. Esta es la historia de porqué El Puerto tuvo nueva portada para la feria, pero no tuvo aprobación del Plan Especial de Casco Histórico. Y por cierto, ni abrimos ni salimos en el telediario de Antena 3.
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