Susana Díaz tuvo todo el puente festivo para madurar la respuesta con la que replicar a Pedro Sánchez tras la sonora entrevista del domingo en La Sexta, en la que se despachó contra grupos de comunicación, grandes corporaciones empresariales e incluso sectores de su partido. A esa combinación de factores atribuyó el exlíder socialista el resorte de su defenestración pública, pero a la presidenta andaluza le reprochó además, entre otras acusaciones, no haberle brindado en los dos últimos años desde la sede regional de San Vicente el mismo apoyo que Manuel Chaves garantizó en su día a José Luis Rodríguez Zapatero pese a que éste no era su candidato ideal en el congreso, sino José Bono.
En Sevilla, donde acudía a un acto celebrado en la Fundación Cajasol, Díaz optó este miércoles por medir al milímetro su respuesta. No acepta el golpe recibido, pero la consigna parece ser no elevar demasiado el tono para que el secretario general caído en desgracia no goce de más protagonismo del que le pueda conferir su autoproclamado nuevo intento de recuperar las riendas del socialismo o la polvareda desatada por su indisimulada apuesta por tender ahora puentes hacia Podemos. Sin nombrarle siquiera, la presidenta se limitó a recomendar a su compañero de filas que el partido está en fase de reconstrucción y no puede permitirse “proyectos personalistas” como el que pretende abanderar Sánchez en un claro desaire a la oficialidad que dicta la gestora socialista.
A lo que no renunció la jefa del Ejecutivo autónomo fue a lucir el mensaje implícito de que en el último año ha caminado por la senda correcta. Fue lo que se esforzó en trasladar cuando recordó que el PSOE está obligado a forjar en los próximos meses un “proyecto autónomo” que no le ate frente a la derecha ni frente a Podemos, del que le distancia un abismo hoy insalvable. Ante los primeros está obligada a abrir brecha para evitar que le recuerden que ha sido su partido el que ha favorecido que Rajoy siga durmiendo en la Moncloa, y de los segundos no quiere ni oír hablar por su tensa relación en el Parlamento de Andalucía, y menos aún desde que Sánchez ha abogado en público por estrechar lazos con los de Pablo Iglesias.
En ese punto sí se coloca medallas Díaz sin disimulo. El escenario del que debe tomar ejemplo Ferraz, a su juicio, es la Andalucía que ella gobierna, donde “la derecha está en la oposición” y Podemos, al que atribuye la condición de “tortolitos del PP”, se dedica a “hacerle oposición al Gobierno”. Doble mensaje: de nuevo el recurso de la pinza con el que al PSOE le gusta recordar la supuesta sintonía PP-Podemos en la Cámara andaluza y la exaltación de las bondades de aquel pacto que cimentó en 2015 con Ciudadanos y que le ha granjeado ya tres sonoras victorias, su propia investidura y dos Presupuestos consecutivos y aprobados sin sobresaltos.
“El PSOE es mucho PSOE”
La hoja de ruta ha acabado por darle la razón a Díaz, y ante eso sí saca pecho. Desde el 20D, y más aún tras el nuevo batacazo electoral de Sánchez el 26J, defendió que el PSOE asumiera su condición de oposición parlamentaria y se dedicara a purgar su reconstrucción interna y su proyecto el tiempo que fuera necesario, lo que implicaba dejar gobernar a Rajoy aunque esa consecuencia, por chirriante, no se pronunció hasta el último momento. Con esa solución, la menos mala de entre todas, confía la presidenta en que su partido resurja como alternativa a la derecha. “El PSOE es mucho PSOE”, proclama convencida. Su hipotético salto a Ferraz tendría mucho que ver en eso.
El alcalde de Vigo avala su liderazgo
Díaz no tiene prisa en anunciar su salto a Ferraz porque su imagen en las últimas semanas se ha erosionado tras las maniobras para defenestrar a Pedro Sánchez y, sobre todo, porque no hay perspectivas de que el Congreso Federal se celebre antes de primavera. Sus opciones, sin embargo, se ganaron este miércoles el respaldo del alcalde de Vigo, Abel Caballero, que la considera “la persona óptima” para liderar el PSOE.
Envía tu noticia a: participa@andaluciainformacion.es
