Día 22 de junio. Amanece en Sanlúcar de Barrameda. Había temor por fuertes precipitaciones pero no a que las mismas dejaran tantas consecuencias tan negativas. Cielo amenazante por su oscuridad aunque comienzan los primeros encuentros programados. El equipo alevín A del CD Sanlúcar se enfrentó al B de la Divina Pastora Sanluqueña en La Quinta de la Paz y el alevín B del primer club citado hacía lo propio con el Nextars de El Puerto de Santa María en el mismo escenario. Nubles negras que ‘respetaban’ a la cantera del fútbol sanluqueño pero el cielo estaba cada vez más oscuro.
A pocos kilómetros de La Quinta de la Paz, el equipo prebenjamín A del Atlético Sanluqueño medía sus fuerzas con el Trasmallo de El Puerto de Santa María en Las Palmeras. El benjamín B de la Juventud Sanluqueño se enfrentaba al del Barrameda. Pero todo cambió radicalmente. El sol, que no contó con la colaboración de unas nubes bajas y otras más altas, hizo un amago de ser protagonista pero todo resultó ser un espejismo. El equipo infantil B del Atlético Sanluqueño no pudo enfrentarse al del Divina Pastora Sanluqueña en La Quinta. El benjamín A del Barrameda y el de la Divina Pastora Sanluqueña tampoco en Las Palmeras. La misma suerte corrieron el benjamín C del Barrameda y el Trasmallo en estas instalaciones ubicadas en la Carretera de Chipiona.
Apareció un viento huracado, que contó con la compañía de fuertes trombas de agua. Lo vivido en La Quinta fue tremendo. Lluvia torrencial, comparable con alguna en medio del Caribe. Fueron pasando los minutos hasta que la situación comenzó a ser alarmante y tanto que lo fue. El nivel del agua subió hasta límites insospechados hasta el punto que algunos coches sufrieron importantes desperfectos. Niños y mujeres evacuados en brazos. Nunca llueve a gusto de todos.
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