El Centro Federico García Lorca de Granada se vino abajo anoche por la ovación unánime que concedió a los premiados en la VI Bienal Flamenca de la ONCE; el cantaor de Sanlúcar de Barrameda Juan Miguel Ramos, El Plazoleta, como artista con discapacidad, la cantaora de El Marmol, Julia Garrido, y el guitarrista granadino Álvaro Pérez. La Bienal rindió un sentido homenaje a la trayectoria artística del cantaor de Mairena del Alcor, Calixto Sánchez, que hizo una encendida defensa del flamenco como andaluz y concluyó con la fuerza arrolladora sobre las tablas de la bailaora granadina Cristina Aguilera.
El alcalde de Granada, Francisco Cuenca, que entregó el premio al Plazoleta, felicitó a la ONCE por apostar por el flamenco desde Granada “que es una de las cunas del flamenco”. Cuenca subrayó su “firme empeño –dijo- para que se reconozca a Granada fuera de España como la ciudad de la música y del flamenco especialmente”. Tras recordar que la mitad del cartel de la reciente Bienal de Flamenco de Sevilla eran granadinos destacó “el ejemplo de superación que da la ONCE día a día a la sociedad española”.
Por su parte, el delegado territorial de Cultura, Turismo y Deportes de la Junta de Andalucía en Granada, Guillermo Quero, recordó el compromiso del Gobierno andaluz por la cultura inclusiva.
Mientras que el delegado territorial de la ONCE en Andalucía, Cristóbal Martínez, puso al Plazoleta como metáfora del capital humano de la ONCE, ciego total, vendedor, guitarrista, cantaor, artista, “un orgullo para todos”, resumió. Y reivindicó la fuerza del flamenco como instrumento de integración social.
Juan Miguel Ramos, El Plazoleta: “Vamos por buen camino”
Y tras la palabra, el cante, el toque y el baile. Una noche de duende y embrujo en un Centro Federico García Lorca abarrotado de público integrado por personas ciegas y con discapacidad visual grave procedentes de las ocho provincias andaluzas sin excepción. Oles y aplausos para el cante el cante desgarrador del Plazoleta –“no veo nada”-, dijo bromeando antes de arrancarse por bulerías.
“Es una cosita muy buena para seguir escalando en mi segunda profesión que es la música”, decía. A su juicio queda mucho por hacer en el reconocimiento al arte entre colectivo de personas con discapacidad, aunque reconoce que “vamos por el buen camino”. El Plazoleta asegura que nunca dejará la guitarra, pero admite que antes que tocar comenzó a cantar.
En abril pasado estrenó “El Rocío según Juan El Plazoleta” en Jerez, un homenaje a la música de su infancia y otras que le han marcado como artista y prepara ya su próximo espectáculo, 'Cante festeros' que estrenará en la peña flamenca Puerto Lucero de su pueblo Sanlúcar de Barrameda el próximo 26 de noviembre, una alegoría de cantes, alegrías, caracoles y bulerías por soleás en la que también se arrancará por granainas.
Oles y aplausos para la joven promesa marmoleña Julia Garrido, que cautivó al auditorio con la elegancia de su voz y para la guitarra también del granadino Álvaro Martinete, intenso, sobrio y pulcro en su mirada a Paco de Lucía y Manolo Sanlúcar.
Los tres son los premios a los nuevos valores de la VI Bienal Flamenca de la ONCE que comenzó en Granada en 2006 con la ilusión de convertir a esta ciudad en la cantera principal para el arte con discapacidad, descubrir nuevos valores y rendir homenaje a alguno de los grandes del flamenco. Como Calixto Sánchez, cantaor, maestro entre los maestros, presidente de la Tertulia Flamenca de Enseñantes en la actualidad, ahora que se retira. O que se viene retirando.
Así lo hace desde que en 2011 anunciara su salida de las tablas. “Desde entonces llevo muchísimo tiempo sin cantar”, se dijo. “Desde ayer”, se contestó. “Es que cuando nace cantando se muere cantando”, matizó.
La voz de Mairena del Alcor no cantó ayer, pero tampoco hizo falta, porque su palabra contó con pasión lo que el flamenco expresa cantando. “El flamenco es la vida cantada en estrofas de tres y cuatro versos –sostuvo-. El amor, la muerte, los celos, el trabajo, las penas, el sol, las cosas que nos pasan cada día cantadas en copla. Pero en la escala andaluza –advirtió-. Si no hay escala andaluza no hay flamenco. Si no hay compás de amalgama, no hay flamenco. Es otra cosa. Y eso es muy complicado y lo hemos hecho los andaluces”, proclamó.
El maestro se mostró sorprendido porque ciegos y sordos puedan emocionarse con la misma intensidad de la magia del flamenco que quienes no tienen esa limitación sensorial. “Es un arte que unos no pueden ver y otros no pueden oír, y todos lo disfrutan. Hay pocas cosas que me llamen ya la atención, pero esta es una de ellas, que el que no ve y no oye disfrute del flamenco tanto como el que ve y oye”.
Ante toda la ONCE de Andalucía sentada en frente, Calixto Sánchez sugirió que debería crearse un espectáculo que contara la influencia de las personas con discapacidad en la historia del flamenco, comenzando por los que cantaban en las puertas de las iglesias “antes de que se creara la ONCE”. Un espectáculo “para poner en valor a toda la gente del mundo surrealista del flamenco”, dijo. Y terminó con elogios al colectivo de personas con discapacidad y a su afán de superación para hacer algo que los demás creen que no están capacitados para hacerlo y lo están”.
La bailaora granadina Cristina Aguilera puso el broche de oro a la VI Bienal Flamenca de la ONCE con un baile puro, intimo por momentos, avasallador en otros, y lleno de valor y coraje de principio a fin. El cantaor, también granadino, Álvaro Rodríguez, acompañado a la guitarra por Ramón del Paso, actuaron como artistas colaboradores del festival como hacen desde la primera edición. Rodríguez prepara el lanzamiento de su primer trabajo discográfico para el próximo mes de diciembre.
La Bienal se realiza con el apoyo de la Consejería de Cultura de la Junta de Andalucía, a través del Instituto Andaluz del Flamenco, el Ayuntamiento de Granada y la Fundación Federico García Lorca.
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