La forma de viajar ha cambiado en los últimos años y la de vivir o disfrutar los sitios que se visitan también. Frente al modelo tradicional del viajero que se aloja en “fríos” hoteles, ha crecido exponencialmente el número de personas que prefieren hospedarse en apartamentos y viviendas de uso turístico que les permiten residir, los días que duran sus vacaciones, en un entorno con personalidad, impregnado de la esencia de la ciudad en la que están y con todas las comodidades de un hotel pero que les permite sentirse como en su propia casa.
Este boom de los apartamentos turísticos y viviendas de uso vacacional se está consolidando en Sevilla. Según el último estudio de la plataforma de turismo extrahotelero, este modelo de alojamientos creció entre un 26 y 28% en el año 2015, siendo más del 50% de los viajeros los que prefieren alojarse en casas antes que en hoteles.
Y tras esta nueva preferencia de los viajeros hay quien está haciendo negocio. Los principales, los dueños o promotores de viviendas de nueva o antigua planta (situadas en localizaciones privilegiadas) que han visto el filón y que se han decidido por transformar o adecuar sus inmuebles en apartamentos y casas de uso turístico para alquilarlas para cortas estancias vacacionales, algo que les sale más rentable que con el tradicional alquiler por largos periodos.
Entre otros de los claros favorecidos por esta nueva tendencia se encuentran los estudios de arquitectura, que han visto crecer la demanda de clientes que los contratan para rehabilitar sus inmuebles como alojamientos destinados a turistas. “Lo que más nos piden es que el apartamento o la vivienda turística provoque sensaciones y les ayude a sentirse cómodos y confortables”, señala Honorio Aguilar, del estudio de arquitectura con el mismo nombre.
Aguilar explica que este tipo de consultas ha crecido hasta un 500% en Sevilla durante los últimos tres años. El perfil de los clientes ya no es el promotor habitual, sino un promotor particular no vinculado a este sector. “Tenemos rehabilitaciones que van desde edificios de una sola familia que se dividen en apartamentos turísticos; edificios de oficinas que se transforman; antiguas viviendas; almacenes o incluso casas de propietarios que prefieren ir de alquiler a otro inmueble y dedicar la que se restaura para ganar dinero como vivienda de uso turístico”, señala.
La cara negativa de este nuevo negocio está en el sector hotelero que ha visto descender su ocupación. Crisis y el auge de los apartamentos turísticos son su cruz. Y eso que ya no existe el vacío legal que sí había antes de que la Junta pusiera en marcha en mayo pasado el decreto de regulación de los apartamentos turísticos. El último estudio de Excelsur, con datos de 2015, cifraba en 19.000 el número de alojamientos ilegales de este tipo en Sevilla y su provincia.
Ahora la normativa es clara, los apartamentos y viviendas turísticos tienen que constar en el Registro de Turismo de Andalucía a través de la delegación de Turismo y tener licencia de ocupación que otorga el Ayuntamiento. En el caso de los apartamentos turísticos, además, se requiere licencia de apertura o actividad (con calificación ambiental), algo con más dificultad burocrática.
Aun así, este tipo de alojamientos extrahoteleros no para crecer mermando, incluso, al alquiler residencial tradicional de larga estancia.
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