Una de las claves para completar una gran temporada junto a la desembocadura del Río Guadalquivir se encuentra en la buena preparación de los caballos participantes. Los entrenamientos comienzan a primeras horas de la mañana, en torno a las 5.30, en las instalaciones de la Sociedad de Carreras de Caballos de Sanlúcar. Suelen finalizar sobre las 10.00 horas, que es el tiempo límite permitido para que los équidos pueden estar en playa. A partir de entonces regreso a las cuadras porque toca limpiar y dar de comer a los caballos.
El mes de julio ha servido de préambulo para divisar una nueva temporada de Carreras de Caballos de Sanlúcar. Muchos de los caballos que participarán en los dos ciclos tendrán su primera toma de contacto con la playa y este aspecto es fundamental para que vayan familiarizándose con un hipódromo natural, nada que ver con los recintos que se pueden contemplar en España o en el extranjero.
Los preparadores y jinentes realizan caminatas con los caballos, calientan, programan galopes, miran las distancias y supervisan otros detalles, como el momento de atacar cuando lleguen los días de carreras. Y lo hacen en un tramo que abarca desde Las Piletas, que es el lugar donde cada año queda ubicada la línea de meta, hasta Bajo de Guía, donde en sus inmediaciones se coloca la salida.
Los caballos son también introducidos en el agua, que siempre viene bien para las articulaciones y para que se enfríen. De esta manera se sienten más cómodos y se acostumbran al entorno. A medida que se va acercando la temporada se observa un mayor movimiento en la playa. Caballos y jinetes conviven converaneantes a primeras horas de la mañana. Normalmente, las personas que se encuentran en la playa son comprensivas. Las hay que expresan sus quejas pero no hay que dejar de reconocer que este espectáculo potencia la imagen de Sanlúcar de Barrameda de cara al exterior y nunca mejor dicho, por tratarse de una playa, todos deben poner su granito de arena.
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