La limpieza en Málaga “no es perfecta”, así lo admitió este jueves el regidor popular, Francisco de la Torre, que fue el protagonista de la nueva sesión de la comisión de investigación de Limasa, donde la oposición intentó, sin éxito, que entonara el ‘mea culpa’ por la gestión de un servicio siempre en entredicho. Como novedad, llegó incluso a plantear la posiblidad de un “reparto de tareas”, en el que el tratamiento de residuos quede bajo el mando municipal mientras que la limpieza viaria sería privada y se realizaría por sectores, para “crear un estímulo de competencia”.
El futuro modelo de limpieza estará decidido, según aventuró el primer edil “en otoño, pero no más allá de finales de año”. Insistiendo en que sigue “abierto”a cualquiera de las dos opciones, salió al paso de las acusaciones de la socialista María Gámez de “ser la voz de los socios privados”, y defendió la compensación económica a los privados en una empresa mixta “controlada por el ayuntamiento”.
De la Torre protagonizó la foto de la jornada entregando al comité de empresa de Limasa las ‘líneas rojas’ para municipalizar: una rebaja salarial del 20 por ciento que podría compensarse con pluses de productividad, el aumento de la jornada a 37,5 horas y la entrada por méritos e igualdad. El “círculo virtuoso” que persigue el alcalde está basado en “mejorar la calidad de la limpieza en consenso con vecinos y plantilla”, mejorando el “ritmo de trabajo”, pero también, dijo, “buscando la colaboración de los malagueños”. El edil de Málaga Ahora, Juanjo Espinosa, recriminó al regidor “que culpe a los trabajadores cada vez que tiene un micrófono delante”, mientras la edil de Málaga para la Gente, Remedios Ramos, criticó que las respuestas del popular fueran “más de lo mismo”.
El portavoz de Ciudadanos y presidente de la comisión, Juan Cassá, recriminó que haya que prorrogar el contrato con Limasa pese a que se acordó decidir antes del 15 de julio y trató de ahondar en la posición dentro del seno del PP. Con un duro enfrentamiento protagonizado por De la Torre y Gámez, que acabó con reprimenda de Cassá, al grito de “esto es una comisión, no sálvame”.
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