Joven, el Campo de Trabajo Lázaro te espera”. Así reza el lema de una actividad que se acerca a las personas más pobres y necesitadas de nuestra capital y la provincia. El verano es un tiempo muy propicio para los campamentos de verano y las actividades de asueto.
La propuesta de la Diócesis de Málaga es bien distinta. La delegación de Infancia y Juventud del Obispado de Málaga, junto a Cáritas Diocesana, como cada verano, ha puesto en marcha este mes de julio la 29 edición de esta veterana iniciativa solidaria, en la que participarán más de medio centenar de jóvenes y adolescentes procedentes de las parroquias malagueñas, comunidades, grupos o que estén vinculadas con la realidad diocesana.
Según la coordinadora de este Campo de Trabajo Lázaro, Paloma Rosa, unos trece centros entre comunidades religiosas e instituciones eclesiales que están comprometidas en Málaga con los más desfavorecidos, tales como la casa de acogida Colichet, Buen Samaritano, La casa del Sagrado Corazón (Cottolengo), Hermanitas de los Pobres, el Hogar Pozos Dulces, Guardería Vicenciana, el complejo asistencial de las Hospitalarias, la residencia de las Hermanitas de los Pobres, en las barriadas de los Asperones y la Palmilla, la Comunidad de Asís de Benalmádena y Málaga, la guardería Santa Teresa, las Adoratrices, Proyecto Hombre o los Ángeles Custodios, abren sus puertas para que estos jóvenes se conviertan en voluntarios durante unos días.
En estos días atenderán a personas mayores, a inmigrantes, a enfermos, a niños, a refugiados... También acompañarán a los integrantes de la unidad nocturna de Cruz Roja, que atiende a las personas sin techo.
“En el campo de trabajo, los participantes acompañarán a las personas que más sufren y ayudarles en todo lo que puedan”, añade.
Esta experiencia tendrá lugar desde hoy, 10 de julio, hasta el próximo sábado día 16, y reunirá a más de medio centenar de jóvenes de entre 16 y 30 años, que se alojarán durante esta estancia en la Casa Diocesana de Espiritualidad. “Pretendemos que los jóvenes miren con los ojos de Dios y descubran su rostro en los pobres. A partir de ahí pueden plantearse qué hacer con sus vidas. Este campo de trabajo es mucho más que un voluntariado”, apunta Rosa.
Al despuntar el día, estos voluntarios se dirigen a estos centros asistenciales a prestar apoyo y ayuda. Ya por la tarde es el momento de la oración, el de reflexionar sobre lo vivido y el de la convivencia con otros jóvenes. “Son los momentos que más ayudan a describir la experiencia desde la fe”.
Justo al acabar este campo de trabajo, todos partirán a Cracovia para participar en la Jornada Mundial de la Juventud convocada por el papa Francisco.
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