El Cádiz CF resucitó en la fase de ascenso, pero la afición no, porque nunca había muerto, solo estaba dormida. El cadismo había caído en el triste sueño del pesimismo viendo una semana sí y otra también cómo el equipo por el que se desvive no daba una a derechas, pero por fortuna eso cambió en el momento justo, a la hora de la verdad.
Una fase de ascenso perfecta ha llevado al Cádiz CF de nuevo al fútbol profesional. Y lo ha hecho por la puerta grande, ganando sin especular con el resultado y haciendo explotar de alegría a miles y miles de corazones amarillos y azules.
Ayer Cádiz fue una fiesta, como lo será cada jornada de la próxima liga, en la que si fuera por los gritos de los cadistas se jugaría con la misma plantilla. “¡Quédate!” se cantó a todos, aunque a alguno con más guasa que a otros.
Más original fue el grito de “¡Vizcaíno, invita a langostinos!”, con el que se recibió al presidente en la plaza de San Juan de Dios. Allí, en la puerta del ayuntamiento se plantó el alcalde enfundado en una camiseta del equipo para abrazar efusivamente a todos los integrantes de la comitiva antes de, ya con vestimenta más formal, compartir su sentimiento cadista en el salón de plenos.
Mientras los protagonistas saludaban desde el balcón a una muchedumbre enfervorecida se izó la bandera cadista en el consistorio causando una atronadora ovación.
Antes se había visitado la Diputación Provincial para recibir el apoyo, entre otros, de su presidenta, Irene García. Hasta allí se había llegado tras un recorrido de tres horas desde Cortadura. Pese al evidente retraso, cuanto el autobús comenzó a andar se olvidó el tiempo de espera y miles de cadistas acompañaron su recorrido por la avenida principal. La fiesta había empezado y ya no iba a parar hasta altas horas de la madrugada en Puertas de Tierra.
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