¡Sí se pudo! El Cádiz es nuevo equipo de Segunda División A. En la temporada en la que menos se esperaba viendo el rendimiento liguero se ha conseguido superar con solvencia tres eliminatorias.
A lo campeón, los gaditanos impusieron su dominio en Alicante y se llevó el partido, la eliminatoria y el ascenso.
Empezaron bien los cadistas, pero si el primer ataque fue suyo, la primera gran ocasión iba a ser para los locales. Al larguero envió Javi Flores el balón tras rematar totalmente solo en el área pequeña. No se llevaban ni cinco minutos de partido y el golpe habría sido tremendo para los gaditanos, pero la fortuna estuvo de cara en esta ocasión.
No andaba fino Servando y las dos primeras aproximaciones locales llegaron por su banda.
Pero la explosión de júbilo sería cadista. A los veinte minutos, una pérdida defensiva dejó a Güiza mano a mano con Chema y el delantero no falló. 0-1 y ahora los locales tenían que marcar tres para superar a los gaditanos.
El Hércules estaba tocado y cada minuto que pasaba era un pequeño triunfo para el Cádiz. Los amarillos ganaban en el campo y en la grada, enmudeciendo a los locales.
Lejos de conformarse con este resultado, el Cádiz CF intentó aprovechar que el Hércules no estaba en su ser. El partido era amarillo y todo estaba de cara, aunque no llegaba el segundo tanto.
Cifuentes, espectacular, mandaba sobre una defensa con errores puntuales, pero biencomo bloque. Los locales no sabían cómo meter mano al equipo gaditano y cada vez jugaban más con el corazón y menos con la cabeza, precipitándose y cometiendo errores no forzados.
Aridane era el jefe por alto, Juanjo ofrecía su mejor versión, Migue cortaba todo lo que llegaba por su zona y Servando se iba entonando.
Ya en la segunda parte, Cervera retiró a Machado para dar entrada a Nana, algo más adelantado de su sitio habitual, pero refrescando el centro del campo para ganar la batalla a un equipo que ya iba lanzado y sin frenos.
Álvaro Cervera supo leer el partido a la perfección y sus futbolistas romper el partido cuando había que hacerlo. Pocas veces se había visto al Cádiz CF competir tan bien en una fase de ascenso y llegar sin sufrir al tramo final de un partido que cerraba una eliminatoria perfecta.
Los locales tenían que marcar tres goles, pero cada vez atacaban con menos fe y la mejor ocasión la tuvo Despotovic, que dos veces lo intentó en la misma jugada, pero no pudo batir a Chema. Ni falta que hacía, el ascenso estaba teñido de amarillo y las gradas herculanas incluso se iban despoblando.
El muro cadista era total, pero además se atacaba con sentido la portería local. Todo estaba hecho y la grada cadista era una fiesta porque sí, el Cádiz CF estaba jugando sus últimos minutos en Segunda División B ¡Ese Cádiz, oe!
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