Ni victoria por la mínima como el 20D, ni ese triple empate al que se sumaría Podemos y mucho menos una derrota ante el PP. La presidenta de la Junta, Susana Díaz, no contempla ninguno de esos escenarios en Andalucía cuando el domingo acabe el reparto de los 61 escaños en juego. En una entrevista conjunta concedida este jueves a Ondaluz TV y a la Cadena Ser, insistió hasta por dos voces en que el PSOE “va a ganar bien en Andalucía para que Pedro [Sánchez] sea presidente”. Eso implicaría superar el listón de los 22 diputados cosechados en diciembre, alejar al PP más allá de la diferencia mínima de un escaño de hace seis meses y frenar el ascenso de Unidos Podemos, más factible en el conjunto de España que en la región. “Estoy convencida en la remontada”, certificó tajante.
Cañamero le ha quitado a Pablo Iglesias la careta de la sonrisa. Es candidato por Jaén porque Iglesias quiere, y además piensan lo mismo. Les mueve el odio y el rencor hacia el PSOESi las urnas le dan finalmente la razón será, intuye la presidenta, porque “la gente tiene grabada en la retina la imagen de que cuando más ha crecido el país y mejor se ha repartido la riqueza ha sido con gobiernos socialistas”, de ahí que “otros intenten ocupar el espacio de la socialdemocracia”. Era el primer recado a Podemos, una formación a la que como al PP ve “emborrachada y empachada de encuestas” y a la que rebajó las posibilidades de sorpasso porque en su lugar puede que lo que coseche sea una “sorpresa”.
Ensanchado aún más en las últimas semanas el abismo que le aísla de Pablo Iglesias, Díaz canalizó ayer su indignación hacia éste a través de las polémicas declaraciones que horas antes había realizado Diego Cañamero, histórico sindicalista y cabeza de lista de la confluencia de izquierdas por Jaén. Preguntado en una entrevista radiofónica sobre la situación de Andrés Bódalo, encarcelado por agredir a un edil socialista, sentenció que si éste se había defendido a puñetazos el PSOE “se ha liado incluso a tiros” en su pasado. Díaz tachó esa afirmación de “canallada” e “insulto a la sociedad entera” y fue más allá: a su juicio Cañamero “le ha quitado la careta de la sonrisa a Iglesias” porque “es candidato por él” y ambos comparten “la misma forma de pensar: rencor y odio hacia el PSOE”.
Al margen del resultado, la incógnita adicional que esconde el 26J puede despejar el futuro de la presidenta andaluza, más aún si el resultado de Sánchez no es el esperado. Regateó la pregunta con habilidad y se limitó a certificar que este domingo “me juego lo que se juega mi tierra”, por eso ha estado durante toda la campaña “tirada a la carretera y a la calle” con el objetivo “de dar una alegría a los españoles para que Pedro sea presidente”. Tampoco dio alas al vaticinio de Juan Marín, el líder de Ciudadanos, cuando el martes pronosticó en Ondaluz TV que éstas serán las últimas elecciones antes de que Díaz dé el salto a Madrid. “Yo tengo un compromiso con mi tierra, soy feliz aquí”, subrayó, “y no tengo tiempo para cuestiones orgánicas”.
“Les veo desesperados”
Díaz no dejó pasar la oportunidad de aplaudir el anunciado archivo de la pieza política en el caso de los cursos de formación, algo que cree que refrenda que no hubo “ni menoscabo ni delito” y que obliga a “pedir perdón” a “toda la gente honesta dañada”, entre ellos “altos cargos, gente decente y madres esposadas delante de sus hijos”. Si el PP insiste en llevar el caso ante el CGPJ será porque “están desesperados” y se dejan arrastrar “por aquella estrategia cainita de Arenas y Aznar”.
Sobre el escándalo que salpica al ministro del Interior, confesó que no le agradan “las grabaciones ni las filtraciones”, pero cree “intolerable e insufrible” que Fernández Díaz siga en el cargo.
Sobre bancos y con el jenjibre de Arteta
Díaz ha devorado kilómetros esta campaña para “intentar devolver a los ciudadanos la ilusión tras años de sufrimiento”. Dice haber palpado “más emoción y más sentimiento”, lo que la ha animado a protagonizar mítines “encima de un banco en Tarifa” o “de rodillas sobre una banqueta en un bar de El Ejido”. Eso sí, la voz la tenía ayer quebrada pese al jenjibre que le sugiere tomar su amiga, la soprano Ainhoa Arteta.
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