Vive en el número 4 de la calle Soledad, en el primero derecha. Lleva siete años en esta casa con sus dos hijos menores. Una finca privada, pero cuyo alquiler corre en más de la mitad de la cuantía a cargo de las ayudas de los servicios sociales de la ciudad. La casa está en muy mal estado, las habitaciones no tienen ventilación y la humedad escupe las capas de pintura de las paredes y los techos.
“A mis niños se los comen los bichos, porque ya no hacen efecto ni los productos ni nada de lo que ponga para prevenir”, afirma esta madre que lleva desde junio esperando que se acometan las obras de seguridad, que obligaban desde Urbanismo, y que fueron reiteradas, aunque “sin carácter urgente”, especifican fuentes municipales.
Según los escritos que maneja esta inquilina, desde Urbanismo se realizó una inspección ocular por la que se observaba “en la galería del patio signos de filtraciones de agua por el techo, que se corresponde con una zona exterior. Las filtraciones afectaron al cerramiento de la galería, al muro de cierre y al techo. También se observa por la vivienda rotura de plaquetas de cerámicas de solería y en el cuarto de baño rotura de azulejos y hundimiento de la balera”. Dicha finca tiene archivado un expediente de ITE en 2010. Hace un año, en junio de 2015 se ponía de plazo un mes para acometer la impermeabilización de la galería del patio, así como la inspección del forjado correspondioente al suelo de la vivienda 1º derecha y la reparación de los desperfectos en techos, paramentos y suelos.
Por el alquiler de esta vivienda se pagan 419 euros, de los que 283 los pone el Ayuntamiento. La inquilina solo pide una vivienda digna donde vivir.
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