A propósito de las tareas para casa mandadas a los más pequeños del cole, la mamá de una niña de cinco años me comentaba que su hija trajo una tarea como parte de un “proyecto” que estaban realizando los alumnos de su clase.
Personalmente, tanto si se trata de repasar las tablas de multiplicar, como si es para aprender pautas de comportamiento, valoro positivamente que los padres ayuden a sus hijos a conseguir los objetivos docentes.
Pero si el papel de la madre en el proyecto escolar de su hija pequeña se limita a ayudarla con unas actividades en casa, estas pasan a convertirse en unos deberes más del colegio, en este caso “para la madre”.
En el mismo orden de cosas, otra mama me contaba que a su hijo de cinco años recién cumplidos le habían encargado buscar en casa el nombre de diez huesos humanos, y aunque la señora los conoce muy bien (es médico), le sorprendía que el profesor hiciese hincapié en para hacer aquella tarea utilizasen internet.
Muchos me dirán que la mayoría de los niños saben utilizar el internet, pero la cuestión es que encargar esa tarea a un niño de esa edad equivale a encargársela a sus padres.
El asunto del proyecto me hizo reflexionar que quizás nos estemos arriesgando a desvirtuar el papel complementario que tradicionalmente han desempeñado las tareas para casa dentro del proceso formativo escolar, un hecho probablemente acentuado en el caso de la educación infantil.
Como ocurre con otras actividades de refuerzo extraescolar, un alumno puede llevar tareas para casa por no aprovechar bien la jornada escolar o por su retraso académico, bajo la idea de que “lo que no se hace o consigue en el cole se hace o consigue en casa”.
Esto que de por sí es muy discutible en educación infantil, se complica aún más cuando las tareas forman parte del programa docente.
Encargar para casa a los niños de infantil actividades que podrían realizar dentro del programa del aula, guiadas por el especialista, conlleva planificar específicamente no solo el efecto de retorno al aula de esas tareas (una puesta en común por ejemplo), sino también del papel desempeñado por los padres.
No parece razonable que baste con enviar un email explicativo a la mama, la cual termina siendo quien haga la tarea. Y sin quejarse.
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