Las lenguas románticas constituyen la aportación más importante del léxico almadrabero, es decir, ese lenguaje marinero "propio, singular y exclusivo" surgido a partir de las características específicas de esta pesca artesanal.
Así lo ha destacado Juan Ruiz Acevedo, catedrático de latín y doctor en Humanidades por la Universidad de Huelva y coautor de libros y artículos sobre las almadrabas y la pesca delatún en el Golfo de Cádiz, que abrió el pasado 31 de mayo el Ciclo de Conferencias "La lengua española en el mundo", que hasta el próximo 8 de junio pretende ser el escenario en el que se analicen en profundidad distintos aspectos de la lengua española, a través de especialistas y referentes de reconocido prestigio en la materia.
Según ha explicado, la confluencia de operarios y sobre todo capitanes de distinta procedencia (Italia, Benidorm, Portugal y Golfo de Cádiz) y la necesidad de una terminología precisa en función de la complejidad de este arte, así como las particulares maniobras y preparativos previos a su práctica (el calamento, las levantadas, la leva) dieron lugar al uso de una terminología almadrabera.
En este lenguaje particular la aportación más importante procede de las lenguas románicas, fundamentalmente el castellano ('cuadro', 'rabera', 'ballesta', 'matanza', etc.) al que hay que sumar los arabismos iniciales (el propio nombre del arte, 'almadraba', el de los capitanes, 'arráez' o el de uno de los productos más típicos, la 'mojama') y algunos lusismos ('endiche', 'bichero', 'boya del pego', 'potala') e italianismos ('bordonal', 'testa', 'mojarcio', 'mojarra').
El estudio de todo este léxico "es un campo todavía poco explorado, pero para el que existen numerosos medios de investigación a través de la consulta en archivos nacionales y extranjeros, hemerotecas, filmotecas, entrevistas orales o bibliografía actual", ha manifestado el profesor.
Cabe señalar también que para el estudio de todo este léxico es imprescindible conocer el marco geohistórico en el que se ha desarrollado la pesca del atún, sus rutas migratorias, los lugares en que tradicionalmente han sido caladas las almadrabas (Sicilia, el levante español, el golfo de Cádiz, el algarve portugués) y los modelos de almadrabas instaladas.
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