Sobran las palabras. Sobra la vergüenza ajena de las personas que quieren a su tierra y protejen su patrimonio. Y faltan actuaciones de las Administraciones para que lo que ha durado más de 2.000 años no se desmorone ante las mismas narices de quienes tienen la obligación de proteger monumentos de esta categoría.
La desvergüenza de las Administraciones no admite dudas ni paños calientes por una crisis económica que no se nota en los sueldos de sus señorías, en la fábrica de enchufados de alto estandig -no los mileuristas que soportan su peso- que son las empresas públicas que prometieron quitar en un 90 por ciento. Y sobran hasta politicos, que visto que no son capaces de arreglar lo que a simple vista se está cayendo a trozos, no se les puede reconocer más mérito que justifique su presencia comiendo del erario público.
El Puente Zuazo se está cayendo y el deterioro cabalga a sus anchas mientras la segunda fase de las obras no llega, la primera ya está en fase de deterioro y como daños colaterales, hasta se soporta la ilegalidad de haber construido un tranvía sobre un suelo que no pertenece a quien lo ha utiizado.
De vergüenza. Absolutamente de vergüenza.
(Agradecidos a Francisco Garri, de la Escuela de Piragüismo Isla Kayak, un gran defensor del patrimonio que tiene el entorno de San Fernando).
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