Natural de Granollers (Barcelona) pero hijo de un jerezano y una portuense, se considera de aquí, ya que lleva toda su vida residiendo en la ciudad. Estudió Bachillerato Científico-Tecnológico en el Instituto Mar de Cádiz para luego obtener el título de Técnico Superior en Cocina en la Escuela de Hostelería de Cádiz. Es hermano de la Hermandad de la Humildad y Paciencia.
¿Cómo empezó en el mundo de la cocina?
-Recuerdo que más o menos sería cuando contaba con seis años. Ya entraba en la cocina con mi abuela para ayudarla a hacer rosquitos, me dejaba pasarlos por el azúcar y la canela. Recuerdo con cariño que me subía en un taburete y llevaba un delantal que colgaba dos palmos de mis pies.
Si ya me gustaba la cocina, mi madre fue la que terminó de meterme el veneno del amor incondicional por ella. Me enseñó a cocinar lo básico, desde hacer un buen puchero, una berza, unas “papas con chocos” o un arroz. Me crió “haciéndome un buen fondo” del que poco a poco van saliendo nuevos platos en forma de éxitos.
Estudió en la Escuela de Hostelería de Cádiz, cuéntenos su experiencia. ¿Qué le parece la situación actual por la que está atravesando la institución?
-En 2.012 y tras unas largas pruebas de selección, entré a formar parte de la Escuela.
Estuve dos años recibiendo una formación de calidad y obteniendo la titulación de cocinero-repostero de la mano de grandes profesores como Juan Ramón, Auxi, Carmen y Don Manuel.
Sinceramente, me parece un despropósito que hoy en día se permita esa injusticia.
Hay muchas familias que viven de esto y no es lógico que no puedan atender a sus cosas por la falta de liquidez de la misma.
Hay que recordar que de esta escuela han salido grandes profesionales.
¿Recomendaría el estudio en la misma?
-Por supuesto, para mí ha sido una gran aventura. Me ha encantado poder aprender y sorprender a los paladares más exigentes.
Sin mi paso por ella, hoy no estaría donde estoy, ni tampoco hubiera pisado las cocinas de los diferentes restaurantes donde he trabajado.
Rubén, ¿puede hablarnos de su futuro? ¿Dónde le gustaría estar?
-Tras todo este tiempo trabajando tanto la cocina dulce como la salada, corriendo el aceite de oliva por las venas, me decanto por la cocina dulce.
Me encanta trabajar el chocolate, los bombones y los postres de restaurante.
Mi mayor sueño es montar mi propio restaurante y poder mostrar al público todos mis sentimientos.
Siempre cocina tradicional, pero llevada a la cocina de vanguardia que hay hoy en día.
¿Algo más que añadir?
-Me gustaría que se solucionara el problema de la escuela, ya que somos muchos jóvenes los que estamos apostando por ella como salida profesional.
La ciudad y la zona vive del turismo, es importante que esté dotada de grandes profesionales. n
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