El 31 de mayo se cerrará el comedor social del Cerro del Moro por falta de recursos y por la falta de ayuda y la desidia de las administraciones públicas que han sido incapaces de apoyar con seriedad un proyecto solidario y esencial como el que puso en marcha hace ya cuatro años la Asociación Amigas al Sur, cuya presidenta Pepa Fernández se muestra cansada y agotada tras tener que luchar, junto a sus compañeras, día sí, día también, para evitar ese cierre.
Las administraciones públicas, tanto la Junta de Andalucía como el Ayuntamiento, son conscientes de sus necesidades, porque así se lo han trasladado en varias ocasiones y porque las familias a las que dan de comer durante toda la semana provienen de Asuntos Sociales. O sea, no hay excusas.
Pepa Fernández señala que “actualmente dependemos de la ayuda de la gente solidaria de Cádiz, a la cual no podemos dejar de agradecer su labor y su apoyo, pero esa ayuda no es suficiente y no nos permite asegurar que mañana habrá un menú sobre la mesa”. En junio del pasado año recibieron una ayuda de 10.500 euros por parte del Ayuntamiento, cantidad que “hemos estirado hasta hoy, pues como buenas amas de casa sabemos estirar el dinero hasta más no poder, pero no podemos hacer encaje de bolillos y ahora ya no tenemos nada, tenemos la alacena totalmente vacía”.
Ni para una bombona de butano les llega, las cuales tienen que reponer cada tres días pues no en vano dan da comer a 150 personas, entre ellas 37 niños. No tienen embutidos para los desayunos, tampoco tienen ni siquiera para comprar un mísero chorizo. Tampoco zumos. “Y así no podemos trabajar, necesitamos seguridad para tener una previsión a la hora de hacer los menús, no podemos depender de la solidaridad de particulares y negocios, que nos ayudan mucho pero necesitamos una constancia porque la gente come todos los días. No podemos exigir a los particulares más esfuerzos, esfuerzos que deben recaer en las administraciones públicas porque es su responsabilidad”.
Lo peor es que “ya no tenemos fuerza para seguir luchando, no nos queda nada, la alacena está vacía y nadie se ha puesto en contacto con nosotros”, en alusión a administraciones públicas como la Junta y el Ayuntamiento, pero “no tengo fuerzas para ponerme en la puerta de nadie”, además “esas administraciones saben lo que nos está pasando”.
Ante estas circunstancias, “el comedor lo cerraremos el 31 de mayo, tiempo que aprovecharemos para limpiar y adecentar el local, es decir, lo que no hemos podido hacer hasta ahora porque nuestro trabajo nos absorbe y es muy duro”. Eso sí, “aunque tengamos que remover cielo y tierra, volveremos a abrir en verano cuando se acaben las clases para que ningún niño o niña se quede sin desayuno ni almuerzo tras el cierre de los comedores escolares”.
Envía tu noticia a: participa@andaluciainformacion.es