La agenda oficial del Parlamento de Andalucía incluía aún a media tarde de este lunes la comparecencia, a las 18:00, de la ministra de Empleo ante la comisión de investigación de los cursos de formación. Fátima Báñez no iba a aparecer por los pasillos salvo milagro, que no se produjo, y pese a estar citada con casi un mes de antelación porque se mantuvo fiel a la estrategia adelantada en la tarde del domingo por la Delegación del Gobierno: alguien con sillón en el Ejecutivo central no tiene por qué someterse al interrogatorio de un órgano autonómico. Nunca ha ocurrido, sostiene esa teoría, y además lo avala el Consejo de Estado. Con razón o sin ella, lo que no ha podido frenar Báñez es otra gigantesca bronca política en puertas de la campaña del 26J.
La ministra figuraba desde el 29 de enero en el listado de los 69 nombres llamados a desfilar por la comisión, la misma que oirá a Chaves y Griñán el día 30 y a Susana Díaz 24 horas después. Su testimonio fue reclamado en su día por PSOE, Podemos y C’s al entender que podía aportar datos sobre la participación del Gobierno central en el marco estatal de los cursos. El PP siempre se negó alegando que ocupó su despacho oficial en diciembre de 2011 y que poco podía aclarar sobre el periodo investigado, pero su líder en Andalucía, Juanma Moreno, llegó a dejar un enigmático augurio: si Báñez comparecía su declaración depararía “sorpresas”. La incógnita no se desvelará.
El Gobierno central conocía desde hace tres meses y medio la citación, pero eligió la tarde de un domingo y un comunicado a la prensa, en lugar de a la propia comisión, para confirmar el plantón. Hubo partidos e integrantes de ese órgano parlamentario que confiaban en que fuera un simple amago de pataleta, pero no. Un comunicado oficial del Ministerio confirmaba a las 10:00 que Báñez no viajaría hasta Sevilla.
A partir de ahí, la previsible bronca. El más contundente fue el presidente de la comisión, Julio Díaz (C’s), que llegó a preguntarse en voz alta “qué es esto de no venir” y afeó a Báñez que dé “una bofetada sin manos” a los andaluces cometiendo “deslealtad y desobediencia institucional”. En su crítica, la acusó de “agarrarse a un informe no vinculante”, equiparó su negativa a la espantada de Rajoy ante el Rey y no descarta llevar el caso a la Fiscalía. En paralelo, el presidente del Parlamento, Juan Pablo Durán, envió la carta de la ministra a los servicios jurídicos de la Cámara .
Quien se ha topado con una inesperada munición electoral es el PSOE-A. Su secretario de Organización, Juan Cornejo, elevó el torno para acusar a la ministra de “pisotear la autonomía” con su “huida”.
De los ex a los regates al Parlament
Quien haya diseñado la estrategia del PP puede que se sienta avalado por el informe del Consejo de Estado, que se remonta a los 80 para negar a un Parlamento autonómico competencias para fiscalizar a un ministro. Otra cosa es que en el partido hayan calibrado el efecto real de su órdago. De hecho este lunes, en privado, dirigentes de otras formaciones se frotaban las manos porque ahora disponen de una valiosísima bala en la recámara. Ejemplo práctico: si el PP vuelve a quejarse de bloqueos en la entrega de expedientes o del horario de la comparecencia de Díaz, la respuesta del PSOE sonará algo parecido a “¿pero a ustedes les interesa la comisión? Si ni siquiera vienen sus ministros...”. Tiempo al tiempo...
Los populares se aferraron a ese informe e incluso reclamaron la dimisión del presidente de la comisión por “partidista”. También recuerdan que es cierto que Arenas, Zaplana e incluso Magdalena Álvarez comparecieron por los ERE, pero como exministros. Y subrayan que en el último año ministros como Montoro, Fernández Díaz y De Guindos han regateado al Parlament catalán en las comisiones del caso Pujol o las cajas de ahorros y los efectos jurídicos ante su indisciplina han sido nulos.
La consejera del TdC tampoco acude...
María Dolores Genaro, consejera del Tribunal de Cuentas, dejó también su silla vacía en la comisión. Estaba citada a las 16:00, justo antes que Báñez, pero había anunciado ya el viernes en un escrito que no pensaba acudir porque su testimonio “carece de sentido”. Entre otros motivos, alega desconocer el caso, subraya que jamás ha realizado informe alguno sobre él y recuerda que el órgano al que pertenece se supedita tan sólo a las Cortes Generales.
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