De toda la vida el negocio de los bancos ha sido ganar dinero prestando dinero. Ellos lo compran barato al por mayor y lo venden más caro a los particulares. En la diferencia entre el interés que deben las entidades financieras y el interés que cobran a los usuarios finales está su ganancia. El mecanismo parece sencillo. Durante años, las hipotecas han sido el producto estrella de los bancos. ¿Quién no convive con una? Casi en el 90% de los casos, para fijar los intereses de un préstamo hipotecario se toma como punto de referencia el “Euribor”, al que se incrementa un porcentaje. El “Euribor” es el tipo de interés que paga un banco cuando otro le presta dinero. El cálculo del Euribor es también sencillo, y se hace a partir de los datos de los bancos más importantes que hay en Europa. Se calcula según la media del precio al que se prestan entre esos 24 grandes bancos el dinero. Actualmente, el Euribor está en negativo porque los bancos pagan pocos intereses por el dinero que se les presta.
La mayoría de las hipotecas de los particulares tienen una “cláusula suelo”, que es una limitación a las posibles bajadas del Euribor, y por tanto un mínimo de interés que los bancos se garantizan cobrar con independencia de la coyuntura económica. Con esas cláusulas suelo, las entidades financieras han obtenido grandes beneficios.
¿Son abusivas todas las cláusulas suelo? No. Solamente aquellas que no cumplían con un mínimo de transparencia, no fueron negociadas ni consentidas expresamente y que podían causar un perjuicio al usuario debido a un desequilibrio importante de los derechos y obligaciones de las partes. Es necesario informarse bien y asesorarse mejor, cuando se trata de contratar con un banco, y en general en la vida. La letra pequeña es muy traicionera. Es elemental tomar todas las precauciones posibles, conforme al principio del sentido común de que nunca se debe firmar algo que no se entienda.
Desde hace tiempo, el Euribor está en caída libre, descendiendo hasta situarse a día de hoy en negativo, a -0,010. Los bancos están alarmados, y una de las consecuencias es que obtienen menos ingresos por las hipotecas. Quizás esta sea una de las razones por las que buscan reducir plantilla y explorar otras vías de negocio. Es habitual ver las oficinas de bancos y cajas de ahorros como si fueran un mercadíllo, decoradas con anuncios de venta de todo tipo de productos, móviles, tabletas, televisiones, relojes, etc... ¿Quién no ha tenido la experiencia de que le llamen del Banco para ofrecerle un seguro, o una Termomix?
Todavía no es algo frecuente que una hipoteca tenga intereses negativos, pero es una posibilidad no muy remota, de manera que la banca podría verse obligada a pagar a los usuarios por prestarle dineros. En esas hipotecas, el cliente sólo pagará el principal, y el banco debería devolverle los euros correspondientes a los intereses negativos. Lo nunca visto.
Ante este panorama novedoso, y para protegerse, los bancos están diseñando estrategias. Ahora tenemos de moda un nuevo concepto financiero: las cláusulas cero. Se trata de incluir en los contratos hipotecarios una cláusula (la cero), estableciendo que el interés más bajo (Euríbor más diferencial) no podrá ser inferior al cero por ciento, independientemente de lo que baje el Euríbor. En definitiva, que los bancos se aseguran no perder dinero con las hipotecas.
¿Es legal todo esto? Los tribunales tienen la última palabra. De entrada parece que se favorece más la posición dominante que ya tienen los bancos antes que los derechos de los consumidores, que no podrán beneficiarse nunca de la entrada del Euribor en terreno negativo. Con las cláusulas cero, los bancos jugarán con ventaja, porque mientras ellos siempre sacan partido de las subidas del Euribor, se blindan ante las bajadas. En toda hipoteca, las alteraciones del Euribor deberían beneficiar por igual a las dos partes del contrato. Parece que las cláusulas cero no son muy respetuosas con el principio de igualdad en el reparto de los riesgos en las hipotecas referenciadas a índices fluctuantes. Los bancos siempre ganan más cuando el Euribor empieza a subir. Si el Euribor está negativo, ¿por qué no puede resultar beneficiado el cliente?
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