Málaga se prepara para acoger a los refugiados aumentando a más de un centenar el número de plazas de alojamiento pese a desconocer cuál será el cupo sirio. Aunque la capital nunca ha dejado de abrir sus brazos a quienes huyen de la guerra o abandonan su país para salvar la vida, “nadie sobra, sean de donde sea, no hay refugiados de primera o de segunda”. Lo recuerda en cada ocasión Francisco Cansino, coordinador del centro de acogida de Cear, la Comisión Española de Ayuda al Refugiado. CEAR cuenta con un centro desde el año 1993 en la calle Ollerías con más de 65 plazas, 31 más fuera del centro y este mes esperan abrir 50 nuevas plazas “y aún necesitaríamos tres o cuatro pisos más, a veces tenemos dificultades para encontrar pisos cuando conocen a qué se va a destinar, aunque otros están encantados de que sean para refugiados”.
El centro que dirige está “a pleno rendimiento” de forma habitual. La ocupación es un fiel reflejo de los conflictos en todo el mundo, “con personas de Siria, Ucranía, Rusia o Camerún...”. Y es que Málaga es uno de los puntos donde más han crecido las solicitudes de asilo. “Todos tenemos la imagen de los refugiados en campamentos, pero algunos cruzan la frontera de manera ilegal o los hay que vienen en avión”, explica el responsable. En el caso de los sirios, llegan a través del norte de África para entrar en Melilla, “una ruta establecida que no impide el abuso de las mafias”.
La capital fue una de los primeros puntos en nuestro país en declararse ciudad acogedora para dar respuesta a la crisis humanitaria en Siria. “Estamos en el buen camino, con un trabajo de sensibilización para que, precisamente, esa acogida no genere un problema”, cuenta. Una vez que lleguen, el idioma será el principal obstáculo pero el objetivo final “es la integración total, no solucionamos nada si solo les damos techo y comida”.
Cear defiende una acogida “razonable” en lugares donde tengan “posibilidades de inserción”. No fueron pocos los malagueños que se prestaron a abrir sus casas para recibirles. Cansino se muestra tajante al respecto. “Es lógica la reacción solidaria pero creemos que no es el mejor sistema, son personas que vienen de experiencias muy duras que necesitan una atención especial y un apoyo jurídico”, indica. Lo que sí está en nuestra mano es ayudarles a través de donaciones para costear el dispositivo en marcha o con la figura del voluntariado, “que nunca sobran”. Se necesitan perfiles que puedan prestar su tiempo para ayudarles con el español o para acompañamiento para ir al médico o dar un paseo porque “el ocio es muy importante para que recuperen la normalidad en sus vidas”.
Sueñan con un centro para la coordinación
“Aquí la tónica es la falta de espacio, lo ideal sería contar con un espacio en común en Málaga para todas las ONG’s donde podamos coordinar la atención”, reclama Cansino. Una petición que las tres organizaciones de atención al refugiado, Cear, Accem y Cruz Roja ya han trasladado hasta las instituciones, aunque aún no ha dado sus frutos. Un centro que serviría, en su opinión, no sólo para organizar el dispositivo de atención, sino para compartir y optimizar recursos para un curso de español o gestionar las primeras horas de asilo en nuestra ciudad. “Sabemos que es difícil de alcanzar pero sería una experiencia muy positiva”, indica.
El coordinador de Cear tiene claro que Europa “no estuvo a la altura, otra vez”. Se ha llegado tarde. Se suma a las voces que critican la falta de canales seguros para huir en un nuevo conflicto. “En la mayoría de las crisis lo que hace Europa es poner la frontera más allá, con acuerdos, como el de Turquía, para que no lleguen aquí, algo que no significa que no sigan huyendo, dónde quedan todas esas personas que están muriendo en el mar”, critica el responsable malagueño.
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